Fausto Peña, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Productos Lácteos SA (SINPROLAC), explicó a La Rel que la empresa ha llegado a tener casi 50 trabajadores y trabajadoras afectados.
“Durante años, Nestlé ha presionado a las personas enfermas para que renunciaran al trabajo a cambio de un arreglo económico. El año pasado, unos 30 trabajadores aceptaron el acuerdo”, dijo Peña.
Actualmente hay entre 10 y 15 personas que no han aceptado la propuesta de la patronal, ya sea por considerarla poco atractiva económicamente o por temor a encontrarse, luego, sin un medio de subsistencia e imposibilitados a encontrar otro trabajo.
“Entendemos perfectamente el temor de estos compañeros. No es fácil renunciar a un trabajo a cambio de cierta cantidad de dinero, sobre todo cuando las personas aún son jóvenes y saben que nadie los va a contratar”, añadió el directivo sindical.
Ante esta situación, el Sinprolac ha venido impulsando varias propuestas en la comisión mixta de higiene y seguridad del trabajo.
“Hay que reconocer que la empresa ha invertido recursos para mejorar las condiciones ambientales de trabajo, sin embargo hay situaciones donde el ritmo de trabajo y la presión física y psicológica aún nos preocupan mucho”, manifestó Peña.
Asimismo explicó que las nuevas máquinas instaladas por Prolacsa son mucho más rápidas que las anteriores, y esto exige a los trabajadores y trabajadoras ritmos más acelerados, causando un mayor estrés laboral.
Además se evidencia una reducción drástica de los tiempos de descanso.
“Hay una máquina que produce 80 sobres de leche por minuto y hay tres trabajadores que deben armar y llenar cada caja con 24 bolsitas. Eso quiere decir que cada trabajador tiene 20 segundos para hacer todo el trabajo y aun así no es suficiente.
Es un ritmo muy acelerado, con una presión muy severa que afecta al trabajador y a la trabajadora, aún más cuando se trata de personas que ya acarrean enfermedades osteomusculares.
Por otro lado, Nestlé ha venido reduciendo personal, redistribuyendo funciones y aumentando la carga de trabajo. El resultado es más presión laboral y psicológica”, advirtió Peña.
El dirigente sindical dijo que situaciones similares se están dando en otras áreas de la empresa, así como se están dando fugas reiteradas de gases para la conservación de alimentos.
“Vamos a seguir luchando para que se vele por el bienestar del trabajador y la trabajadora. La empresa debe bajar los ritmos de trabajo y la presión laboral.
No queremos tener, dentro de unos años, otra gran cantidad de trabajadores enfermos. La lucha continua del sindicato es para que no se repita lo del pasado”, concluyó Peña.
Foto: Gerardo Iglesias