A pesar de sus muy buenos resultados económicos, Nestlé mantiene una postura hostil hacia los sindicatos de sus filiales en América Latina, obstaculizando negociaciones salariales o proponiendo aumentos que no llegan siquiera a compensar la inflación. En Nicaragua la situación es particularmente complicada.
Marcial Cabrera
18 | 10 | 2022
Foto: Gerardo Iglesias
La gigante suiza, una de las transnacionales productoras de alimentos más grande del mundo, concretó el año pasado ventas por más de 87 mil millones de francos suizos. Solo en las Américas superaron los 33.000 millones.
Pero esos resultados no llegan a los trabajadores.
En República Dominicana, el sindicato SITRANESTLESF finalmente logró un aumento del 6,5 por ciento. Fue muy superior al 3 por ciento que proponía la compañía, pero la inflación pasada llegó al 8,5 por ciento.
Las negociaciones en Ecuador están difíciles, a tal grado que el sindicato las ha suspendido por la posición intransigente de la empresa. Nestlé propone 2,9 por ciento de aumento salarial y el comité de empresa 4,3 por ciento.
En Nicaragua la situación está sumamente complicada. Este ha sido un año marcado por una mala gestión de los directores, que han llevado a PROLACSA a números rojos y a iniciar un proceso de reestructuración, con el cuento de salvar a la empresa.
La gestión administrativa ha sido tan mala que el sindicato SINPROLAC tuvo que advertir de grandes pérdidas de decenas de miles de dólares en productos (leche, queso y café) por las pésimas decisiones de la jefa de producción y el gerente de fábrica, quienes fueron separados de sus cargos al comprobarse la veracidad de la denuncia sindical.
Osman Salgado, secretario general de SINPROLAC, informó a La Rel que el 5 de octubre el sindicato sostuvo una reunión con la directora técnica Silvana Díaz, el gerente de país Alejandro Moya, el jefe financiero Víctor Zúñiga, el gerente de PROLACSA William Haar y Ervin Hernández, director de recursos humanos.
Los directivos solicitaron al gremio apoyar las medidas que van a implementar. Según Zúñiga, PROLACSA registra pérdidas desde 2018.
El sindicato hizo ver a los directivos que no es posible que esta pérdida, responsabilidad de la empresa, Nestlé no la haya detectado en tiempo.
Mandos medios que fueron cómplices de este desastre han sido incluso promovidos.
Pero los ejecutivos sostienen que la reestructuración que se plantean supone eliminar mano de obra del área de máquinas llenadoras de leche y del área de empaque. Prevén el despido de 22 trabajadores.
El 11 de octubre informaron de la cancelación de esos contratos, una medida que fue menos negativa que lo esperado para los trabajadores.
El gerente se comprometió a que no habrá más despidos y que en el futuro cualquier situación será consultada con el sindicato.
El sindicato, dijo Osman, recordó a la transnacional que siempre ha estado abierta al diálogo, aunque pone en duda la palabra de Nestlé por su campaña antisindical en la región.
