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La Revolución nicaragüense y los miedos de la izquierda

Nosotros hemos vivido la experiencia de Nicaragua muy de cerca por más de 40 años. Personalmente me duele lo que hoy pasa, pero debemos reflexionar seriamente: ¿piensa la izquierda desde el temor a perder su identidad y la seguridad de sus creencias al aceptar que se trata de otro proyecto fallido?

Mi pregunta ahora es cómo estar libre del temor a perder lo conocido e inclusive dejar atrás un discurso de defensa de una revolución agotada por la miopía y ambición de sus dirigentes.

Algunos no opinan por el miedo a perder la reputación, el viejo discurso revolucionario o en otros casos la cuenta bancaria, los apetitos y gustos y así sucesivamente.

Se puede decir que el miedo surge de la conciencia; pero la conciencia está formada por los prejuicios ideológicos y por tanto es pasado. La izquierda se refugia en una memoria alterada.

Hay miedo al dolor de perder otra utopía porque hace muchos años que la revolución sandinista -con minúscula- se detuvo al lado del camino y perdió la creatividad de sus primeros años y los destellos de la campaña de alfabetización que llenó de sueños a muchos simpatizantes del continente.

La práctica de sus dirigentes está muy lejos de los planteamientos de Sandino -con mayúscula-.

No ocurrió siquiera la educación generalizada ni la reforma agraria. Aceptar esto produce un profundo dolor psicológico porque el viejo sueño y el viejo discurso aún nos dan satisfacción y esperanzas.

Entonces la izquierda tiene miedo de perder su razón de ser, porque es aceptar que esta generación tuvo el poder de cambiar las cosas: pero que por sus propios desméritos, no solo por las acciones del “imperialismo”, no se pudo avanzar a sociedades más democráticas, libres y participativas.

La juventud universitaria hace tambalear los prejuicios y la seguridad psicológica de los dirigentes políticos de la vieja izquierda.

El miedo a la realidad
La dignidad intelectual

Las creencias de la izquierda, los ritos, gritos y consignas son acumulaciones emocionales que ayudan a prevenir el dolor psicológico, siempre y cuando no se vean afectadas por una dosis de realidad.

Estos intelectuales y militantes acumulan experiencias, que impiden cualquier forma grave de perturbación y no quieren ser molestados y por eso pueden negar la muerte de muchos jóvenes o justificarlo para no tener que enfrentar esta terrible situación. Por lo tanto, cualquier voz crítica les molesta.

Tienen miedo de la realidad, de haber equivocado sus creencias. Por lo tanto su miedo es a lo conocido, a los prejuicios y consignas que se usan como un medio para prevenir el dolor que la realidad les va a causar.

Aceptar que han apoyado proyectos fallidos, que se han traicionado a ellos mismos y que han traicionado los ideales de libertad no les resulta fácil, y de allí nacen sus miedos, y eso, al final les impide ver la terrible realidad nicaragüense. Pero la realidad sigue allí.

El conocimiento médico ayuda a prevenir el dolor físico, peros son las viejas creencias -que repiten de memoria -las que sin duda les ayudan a prevenir el dolor psicológico que significa ver la actual situación de Nicaragua, que no empezó hace tres meses.

Tienen miedo de perder sus creencias, aunque no tienen una sola prueba concreta de la realidad de tales creencias.

Deberían recordar que el conocimiento también ayuda a prevenir el dolor y a recuperar la dignidad intelectual.

Deberían conversar con los migrantes analfabetos, revisar los índices de pobreza, conversar con las familias de los jóvenes encarcelados o muertos, analizar la situación de la seguridad social y de la libertad política en todos estos años de gobiernos de Ortega.

Frank Ulloa*


* Vinculado desde hace 40 años al movimiento sindical de Costa Rica, sociólogo y abogado, Frank Ulloa es asesor de la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria (Fentrag).