Trascribimos a continuación la nota completa de Mónica Baltodano.
En la madrugada de hoy, 8 de junio esbirros del régimen orteguista dispararon a la casa de mi hermano Ricardo Baltodano, acertando 3 balas de plomo en las paredes de su vivienda. De acuerdo a todas las informaciones, los matones se detuvieron enfrente de su domicilio, dispararon y huyeron.
Esta acción forma parte de la respuesta represiva del régimen frente a la lucha popular por la democracia, en la que mi hermano ha estado participando desde hace mucho tiempo. Él es profesor de Historia de la UPOLI, y además Secretario del Sindicato de Trabajadores Docentes de esa universidad.
La intentona tiene antecedentes inmediatos en la publicación, en el perfil de FB, del coronel en retiro del EN, Leopoldo Rivas, quien acusaba a mi hermano de ser responsable de la toma de los estudiantes de la UPOLI de esa Universidad desde el 19 de abril, afirmando que pagaba 300 córdobas a los estudiantes para que permanecieran en los recintos, además de otras sandeces que no vale la pena enumerar.
Días después la foto de Ricardo fue puesta para ilustrar un artículo mentiroso de un periódico orteguista con el titular: «Definitivamente en la UPOLI no hay estudiantes».
Después de estas acusaciones además de ser acosado por un motorizado reconocido, en varias ocasiones recibió llamadas telefónicas amenazantes. Es decir, el ataque sufrido la madrugada de hoy forma parte de los procedimientos del orteguismo contra los nicaragüenses que se han comprometido sin miedo en la lucha contra la impunidad y la democracia. Estos atentados tienen el propósito de aterrorizarlos y desmovilizarlos.
Mi hermano Ricardo se integró a la lucha contra la dictadura somocista desde la adolescencia como dirigente estudiantil de secundaria, y a la edad de 17 años ya era reconocido combatiente popular en la insurrecciones de León, con el seudónimo de Lucas.
En los años 80 fue dirigente de la Juventud Sandinista, la de verdad, la que tuvo entre sus mentores al P. Fernando Cardenal. No la de hoy, convertida en falange de Ortega para sus tareas criminales.
A mi hermano no lo van a doblegar con amenazas, mentiras en su contra ni atentados.
Conozco su coraje y valor en todas las fases de su vida, pero quiero responsabilizar públicamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo de lo que pueda ocurrirle a su integridad física, especialmente ahora que aferrados al poder han multiplicado sus asesinatos contra los luchadores pacíficos.