-¿Cuántos dirigentes conforman el Comité Ejecutivo de la organización sindical?
-Somos 14 titulares y 13 suplentes, de los cuales cuatro son mujeres.
-He visto muchos jóvenes durante las reuniones…
-Sí, esa una característica de nuestra organización. Dentro de los proyectos que seguimos, los compañeros más jóvenes buscamos tener una visión de nuestras acciones que trascienda lo puramente sindical, que se hagan cosas que involucren a la sociedad.
Eso acerca a los jóvenes al Comité y la organización se acerca a la gente.
-Acaban de firmar contrato colectivo.
-Sí, luego de 8 meses de negociación logramos plasmar en el contrato colectivo varios beneficios sociales que nos eran ofrecidos de manera informal. Estamos conformes.
Incorporamos nuevos artículos al contrato, como el 28.1 sobre la guardería para los hijos de las y los funcionarios.
Antiguamente teníamos para las compañeras una zona de lactancia, que se limitaba a espacios donde se extraía la leche y se refrigeraba.
Ahora, con esta cláusula la empresa brindará servicio de guardería para los hijos e hijas en edad maternal de todos los trabajadores. Puede estar en la fábrica o ser un servicio contratado pero abarcará a todos los funcionarios y eso es un gran logro.
-Una de las cosas que me llama la atención, con la crisis que tiene el sindicalismo en Ecuador, es la dinámica de trabajo que vuestro Comité tiene con la Federación Sindical Independiente de Trabajadores del Ecuador.
-Si bien es una federación nueva, está dando mucha apertura y participación a los directivos y a los jóvenes, buscando el equilibrio tan necesario.
Vemos sindicatos con compañeros que tienen su experiencia ganada, pero el mundo nos obliga a renovarnos, cambiar las preguntas, las metodologías.
Ya sea para la negociación, para dirigir una organización, para los eventos, para todo necesitamos oxigenar con ideas nuevas que vayan de la mano con los cambios en el mundo.
-Si se aprueba la reforma laboral, como está presentada, será terrible para la clase obrera de Ecuador.
-Será nefasto.
Los empresarios, con el consentimiento del gobierno, están hablando del trabajo por hora, de abaratar el despido y de modificar el derecho a huelga, recetas que en otros países no generaron más empleo y que sin embargo precarizaron el trabajo y habilitaron la quita de derechos.
Se trata apenas de una cortina de humo para tapar las verdaderas intenciones de estas reformas: destruir los derechos duramente conquistados por la clase obrera y el movimiento sindical.