Muertes de las que poco se habla
Millones de personas mueren cada año en el planeta como consecuencia de afecciones ligadas al trabajo, el cambio climático, la mala o nula alimentación, las contaminaciones, por ser defensoras de la tierra o del medio ambiente o sindicalistas. Muy poco se habla de ellas.
Marcial Cabrera
29 | 10 | 2024
Foto: Gerardo Iglesias
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cerca de tres millones de personas fallecen anualmente por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo, más, muchas más, que por cualquiera de las guerras actuales.
Esos son los datos oficiales. La cifra real es, por supuesto, mucho mayor, entre otras cosas porque no todos los gobiernos las reportan.
Mueren también cada año unas 200 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente. Poco se habla también de eso.
En América Latina, muy sonados han sido los casos de los asesinatos de Berta Cáceres o, más recientemente, de Juan López, ambos en Honduras, o el del dirigente social y campesino guatemalteco Francisco Pop Leo.
En esas atrocidades está involucrada gente de mucho poder, a menudo apoyada por el Estado.
La pobreza y la desnutrición matan, y mucho, por supuesto. Cada día mueren por esa causa unas 24.000 personas en el mundo. De ellas, alrededor de 18.000 son niños y niñas de entre uno y cuatro años.
Actualmente, cerca del 10 por ciento de la población mundial, unos 750 millones de personas, viven en pobreza extrema y tienen dificultades para cubrir sus necesidades más básicas como salud, educación y acceso al agua.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo recientemente que cada año mueren en el planeta 11 millones de personas a causa de dietas poco saludables.
“El aumento de los precios de los alimentos significa que esto no hará más que empeorar. Eso significa la barbarie a que está sometida la humanidad, cada vez habrá más muertes por alimentos pocos saludables y por hambre”, denunció.
Están las muertes lentas a causa de intoxicación por los agrotóxicos usados en la agricultura. Se las calcula en 200.000 al año.
En la Amazonia, pulmón del mundo, las quemas de los bosques para la agricultura, la minería y la ganadería llevan a la muerte directa, cada año, de unos 230 indígenas. Un crimen que pasa prácticamente desapercibido.
El cambio climático está afectando a la salud de muchas maneras, por ejemplo, provocando muertes y enfermedades por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como las olas de calor, las tormentas y las inundaciones, la alteración de los sistemas alimentarios, las zoonosis.
Y hay, claro está, una guerra constante de las empresas y los gobiernos contra los sindicatos y los trabajadores.
En algunos países pertenecer a un sindicato equivale casi a una sentencia de muerte.
América Latina es de las regiones más peligrosas en ese plano. El 63 por ciento de los asesinatos de sindicalistas en 2023 se produjeron en Colombia. Guatemala acumula más de 3.000 homicidios de sindicalistas. Se habla poco de ese goteo.
Solo queda seguir resistiendo.