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El aumento del calentamiento global, según el último informe de expertos de la ONU

A ojos vista

Unos tres meses antes de la próxima cumbre del clima de Naciones Unidas en Escocia, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC) publicó un nuevo informe que reitera advertencias previas: si seguimos así, en menos de 30 años la vida en la Tierra se verá irreversiblemente transformada.

Daniel Gatti


Imagen: Chubasco | Carton Club

No hace tanto tiempo, a quienes lanzaban alertas sobre las consecuencias del progresivo calentamiento de la Tierra se los tachaba de “eco terroristas” o de pájaros de mal agüero y de las soluciones que proponían, incluso las más moderadas, se decía que eran “irrealistas” o “delirantes”.

Hoy son muchos menos los que se atreven a eso: los gigantescos incendios en América del Norte, Europa e incluso en Siberia, las lluvias descomunales en Europa, India, China, la deforestación a marcha forzada de la Amazonia, hambrunas como la reciente de Madagascar no hubieran sido posibles, dicen el informe de los 234 expertos de 66 países, de no haber sido por el cambio climático.

Y este no hubiera sido posible de no haber habido una depredadora intervención humana desde la revolución industrial en adelante, y muy fundamentalmente en los últimos cuarenta años, en los cuales esa depredación se acentuó y a una velocidad vertiginosa.

Por todos lados

“Cada una de las últimas cuatro décadas han sido sucesivamente más calientes que cualquier década desde 1850”, destaca el documento.

“Para el período 2010-2019, la influencia humana explica por completo el calentamiento planetario. Fue sin duda alguna el decenio más caliente en dos mil años y probablemente en cien mil” y la que estamos cursando puede ser aún peor de no haber una inversión de la tendencia.

“Ya no es siquiera un tema de consenso científico. Es una evidencia incontrastable. Basta observar el planeta”, dice uno de los autores de este documento de más de 1.400 páginas, Christophe Cassous, director de investigaciones en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.

“El cambio climático está afectando ya a todas las regiones del mundo y de múltiples maneras”, apunta por su lado el climatólogo Panmao Zhai, secretario general de la Sociedad de Meteorología de China y copresidente del Grupo de Trabajo I del PICC que elaboró este informe, el primero de una serie de tres.

Los otros dos, el segundo centrado en los cambios que esperan a la vida sobre la Tierra, y el tercero sobre las posibles salidas, se esperan para febrero y marzo de 2022 respectivamente.

Una vez conocido el documento el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres lanzó una de esas advertencias que por lo general nadie escucha: “Ya no hay lugar para excusas ni para esperas: (…) hay que poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan nuestro planeta”, dijo.

París no fue una fiesta

La pandemia de coronavirus (uno de cuyos orígenes podría ser precisamente el calentamiento global) tampoco ha cambiado mayormente las cosas en cuanto a la urgencia de revolucionar el modelo de desarrollo.

El Acuerdo de París sobre Cambio Climático, firmado en 2016, comprometía a los 195 países firmantes a reducir de manera inmediata las emisiones de efecto invernadero.

Pero solo la mitad de los gobiernos han avanzado en esa dirección, y entre ellos no está uno de los países más contaminantes, Estados Unidos.

En 2018, el propio PICC afirmó que no mediar cambios la temperatura del planeta aumentará 1,5 grados respecto a la era preindustrial hacia 2030, diez años antes de lo pronosticado unos pocos años antes.

Puntos de inflexión

Si así fuera, se producirán para entonces desastres “sin precedentes”, como la subida del nivel del mar y hasta “puntos de inflexión irreversibles” como el deshielo del casquete polar de la Antártida o la desaparición de la selva de la Amazonia y de pequeños estados insulares del Pacífico, comidos por las aguas.

El aumento de la temperatura del planeta fue hasta ahora de 1,1 grados, y “las consecuencias están a la vista, en el continente que sea, de Asia a África, pasando por Europa o las Américas: diluvios, incendios arrasadores, temperaturas de canícula en países que nunca las habían conocido. Y es sólo la primera salva”, dijo Kristina Dahl, de la Unión de Científicos Preocupados.

El panel determinó que áreas como el Mediterráneo o la Amazonia estarán entre las más afectadas por el aumento de la temperatura media del planeta.

En América del Sur se prevén sequías más severas en el sudoeste de la región y lluvias mucho más abundantes en el sudeste. “Son tendencias claras”, comentó Carolina Vera, vicepresidenta del Grupo de Trabajo I del PICC y directora del Instituto Argentino-Francés de Estudios del Clima y su Ciencia.

Zonas como las selvas o los océanos, que hoy absorben 56 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono podrían pasar a absorber apenas el 38.

Y sin embargo…

El informe destaca por otro lado el rápido aumento en la última década de las concentraciones de metano, el segundo gran motor del cambio climático después del dióxido de carbono, pero con un potencial de recalentamiento 28 veces superior.

“El 40 por ciento del metano generado por actividades humanas es de origen agrícola y 35 por ciento proviene de la producción de petróleo y de gas natural”, observa el documento.

Lo “positivo” del metano es que tiene corta vida, y “si se logra reducir sus emisiones drásticamente se puede actuar realmente sobre el cambio climático”, dice Sophie Szopa, experta en modelización de ciclos biogeoquímicos y otra de las autoras del trabajo.

Es de las pocas buenas cosas que el informe avizora en la medida en que el uso del petróleo se elimine y se cambie el modelo agrícola.

“Tendremos que ir hacia una economía baja en carbono en los próximos años, sí o sí”, comentó Maisa Rojas, profesora asociada en el Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. “Son decisiones políticas que están en nuestras manos”, dijo.

Marte será nuestro

Y son esas decisiones las que precisamente se hacen esperar, por causas bien humanas relacionadas con eso que llaman capitalismo, con eso que llaman intereses de clase, al parecer mucho más poderosos –aunque suicidas– que cualquier consideración sobre la “casa común” que este planeta sería para todos los que lo habitan.

Tal vez sabedores de ese futuro, Jeff Bezos, el dueño de Amazon y Richard Branson, el fundador de Virgin ya están protagonizando una carrera espacial de supermillonarios, quizás preparando el terreno para una nueva colonización, allá lejos, de ese pobre Marte que no sabe lo que le espera.

Sus hijos escaparán acaso de una Tierra en llamas –como Kal El de Kriptón– en versiones más avanzadas de los cohetes que sus papis ofrecen hoy a cientos de miles de dólares el “boleto” a pioneros que juegan a los astronautas mientras contribuyen alegremente a contaminar aún más al planeta azul.