América Latina | SINDICATOS | MUJER

Semillas de resistencia

Finalmente llegó el último miércoles de septiembre y hubo que encerrar –no sin una nostalgia anticipada– el ciclo Intercambio de Experiencias Sindicales: Mujer y Diversidad, Clamu te visita.

En esta edición expusieron, Emmy Meza, Delmy Aguilar y Odilia Caal Có por el Clamu G de Guatemala; y Maria José MoraisMazé”, secretaria de Mujeres Trabajadoras Rurales de la CONTAG de Brasil.

Las compañeras del Clamu G relataron cómo, a través de Festras, coincidieron con la Rel UITA y conformaron ese espacio de aprendizaje, resistencia y lucha.

Un lugar donde enfrentar la discriminación y el machismo en una sociedad acostumbrada a invisibilizar a la mujer.

Pero no se quedaron en su historia de empoderamiento, sino que plantearon nuevas propuestas para rearmarse, y una vez que terminen las restricciones motivadas por la pandemia, van a solicitar la personería jurídica para el Clamu G.

Odilia se sumó a las declaraciones visiblemente conmocionada por la respuesta que le dio la justicia de su país, ante las denuncias presentadas por las agresiones que sufrió el pasado 7 de setiembre.

Con lágrimas de indignación e impotencia Odilia contó que le dijeron que lo que le había pasado era por andar metida en el sindicalismo. Hace casi un mes que un grupo de personeros de la empresa Winners Textil, entre ellos la directora de Recursos Humanos (Alicia Sajche Ajpop), la golpearon brutalmente para que firmara la renuncia al Sindicato.

Pero a pesar de su estado de vulnerabilidad actual, Odilia participó del seminario para decirnos a todas que, aunque su situación es muy complicada y que ella teme por su vida y la de su familia, nunca antes se había sentido tan querida y tan resguardada como lo está siendo por las compañeras y compañeros de la Rel UITA, de Stecsa y de Festras.

“Nunca pensé que iba a tener la fuerza para enfrentar este momento que me toca vivir y es gracias a todas ustedes que lo estoy logrando, y también es gracias a ustedes que ahora entiendo lo que es la sororidad”, dijo emocionada.

Y mientras ella hablaba, podíamos ver en el rostro de varias de las participantes la misma emoción y la misma indignación de Odilia, algo que al finalizar el encuentro pudieron expresar y compartir.

Miles de Margaritas

Al grito de “As Margaridas não fogem da luta”, Mazé Morais narró un poco del génisis de la histórica marcha que se realiza cada cuatro años en Brasilia, y que en este inusual 2020 cumplió dos décadas.

Muchas de las mujeres que participaron del seminario Clamu te visita tuvieron la oportunidad de formar parte de la marcha de 2019 que reunió a más de 90.000 mujeres rurales, a las que se sumaron trabajadoras urbanas y una nutrida delegación internacional.

Esta movilización, que inició en los albores del siglo XXI, es hasta hoy la mayor manifestación de trabajadoras rurales de América Latina y su pauta de reivindicaciones –que es entregada al presidente de turno– ha logrado avanzar en la creación de diversas políticas públicas que benefician a las mujeres rurales de Brasil.

Su articulación con otros movimientos sociales, como el feminista logró desafiar el gobierno autoritario de Jair Bolsonaro, y en 2019 un mar de mujeres inundó las calles de la capital brasileña y el célebre Planalto Central.

Aunque ese año no hubo pauta, puesto que no hay gobierno para negociar, estas mujeres demostraron su poder de movilización y dejaron claro que defenderán la democracia más allá de las fronteras.

“La Marcha de las Margaridas lleva ese nombre en homenaje a Margarida Maria Alves, dirigente rural asesinada por su activismo en pro de los asalariados y asalariadas rurales de su estado”, explica Mazé, nada tiene que ver con la flor, aunque esta pasó a ser el emblema de la marcha.

Mazé culminó su presentación invitando a todos y todas las participantes del seminario virtual a la próxima Marcha en 2023.

Mientras trascurría la presentación de las Margaridas, todas aquellas que en algún momento formaron parte de esa inmensa construcción colectiva revivieron la fuerza y la energía que transmite.

Un ¡hasta pronto!

Pero como todo lo bueno dura poco, hubo que despedirse. Esta fue una despedida emotiva y feliz porque cada una se marchó con la certeza que otros encuentros llegarán y que este adiós es solo un hasta luego.

Las mujeres somos como gotas de agua, cuanto más nos juntamos, más fuertes y grandes somos”, dijo alguien y creo que esa frase resume con sabiduría nuestro seminario.

¡Que así sea! Que cada una de nosotras sea gota y que este primer intercambio de experiencias se convierta en manantial.