“Bolsonaro siempre habla del feminicidio en tono de burla, tanto que en una entrevista dijo que bajo su gobierno no habrá feminicidios pues él dará armas a las mujeres para que se defiendan.
Como si Brasil fuera una tierra sin ley”, dijo Rosecleia a La Rel al término de la última reunión del CEL, el viernes 7 en Buenos Aires.
“Las brasileñas también vivimos violencia en nuestros ámbitos de trabajo. La reforma laboral de 2017 contribuyó a aumentar la desigualdad entre hombres y mujeres y lo que se proyecta va en dirección de profundizar esa desigualdad”.
“En definitiva esta realidad, ya bastante complicada, tenderá a empeorar”.
-Pese a esto, el movimiento feminista en Brasil es bastante fuerte.
-Sí, es cierto, los movimientos sociales de mujeres son los que han salido a las calles y son los que convocan a resistir, pero tenemos que tener en cuenta que el próximo gobierno, que es de ultraderecha, prometió que resolverá todo con las fuerzas armadas, todo con violencia. Y eso plantea una situación nueva.
Mi temor es saber cómo vamos a defender nuestros derechos.
Lo peor de todo es que hubo muchas mujeres que votaron a Bolsonaro, muchos del colectivo LGBTI también.
-¿Cómo se explica esta contradicción?
-Creo que el gran responsable de que este loco sea el presidente de Brasil fue el PT. Porque los brasileños votaron contra el PT.
La prensa también jugó su papel, donde se veían todos los días titulares como: robo; desvío de fondos públicos, inoperancia y saturación del sistema público de salud, caos, y este señor se presentó como el salvador de la patria, como el que todo arreglaría matando delincuentes y opositores.
Hay en el país una verdadera crisis de salud pública, de educación, de vivienda, derechos básicos a los que no accede la mayoría de la población.
Estamos mal muy mal y todo esto contribuyó a que Bolsonaro ganara.
En los movimientos sociales siempre estuvimos del lado del PT, hasta que no hubo cómo defenderlo.
Lo que vino después fue peor, claro. La reforma laboral impulsada por el gobierno de Michel Temer y aprobada por el parlamento terminó fundiendo a sindicatos y centrales al eliminar la obligatoriedad del impuesto sindical.
Ahora estamos en compás de espera de los primeros 100 días de gobierno Bolsonaro para ver qué estrategias vamos a adoptar para continuar la lucha.
-¿Cuál es el balance que haces de esta reunión y de la del miércoles 5 y el jueves 6, en la que participaron dirigentes sindicales de la UITA de otras regiones del mundo?
-Perfecta, porque al compartir experiencias y realidades uno se fortalece y se revigoriza para seguir trabajando.
La solidaridad de la UITA que sentimos los brasileños ante la situación que estamos viviendo fue alentadora. Saber que no estamos solos en esta batalla, nos fortalece.
-Uno de los temas de los que hablaste en la reunión del CEL fue el del combate cotidiano a la discriminación de género, al machismo, al interior de los propios sindicatos.
-Mi sindicato es bastante activo en el combate al machismo y la discriminación por razones de género. Yo además participo de la Comisión de Salud y Seguridad y todo el tiempo estamos realizando talleres y debates sobre el tema.
En todas las actividades, tanto del sindicato como de la federación, incluimos la perspectiva de género. Machacamos con este tema porque el problema de la discriminación y de la violencia hacia las mujeres existe y tenemos que insistir hasta el hartazgo para visibilizada.
Es una lucha diaria que siempre dimos y siempre vamos a dar.
No podemos esperar que las empresas asuman ese rol porque la mayoría sencillamente lo niega. Por lo tanto somos las organizaciones sindicales con capacidad de convocar a las bases quienes debemos luchar por cambiar la realidad.
En Buenos Aires, Daniel Gatti