Costa Rica | SINDICATOS | MUJER

Con Dania Obando
¡Pura vida!

La difícil tarea de ser mujer y sindicalista

Es una joven militante del Sindicato Democrático Trabajadores de Golfito (SDTG), y trabaja en Palma Tica, empresa del sector palmicultor. El domingo 11 de noviembre el Comité Latinoamericano de la Mujer de la UITA (Clamu) promovió un encuentro de mujeres de la palma y Dania fue una de las organizadoras. En esta entrevista evalúa esa reunión y analiza el papel de las mujeres en la organización sindical.

-¿Cómo evalúas el reciente encuentro de mujeres de la palma?
-Fue una instancia muy enriquecedora, compartimos las experiencias que muchas mujeres vivimos y que casi nunca podemos expresar, acá las mujeres no tenemos el lugar que muchas veces merecemos dentro de las organizaciones o empresas.

Costa Rica no huye de la realidad de América Latina, donde el machismo está aún muy arraigado. En el ámbito sindical no es muy diferente. En la mayoría de los casos no somos tomadas en cuenta para los cargos directivos.

La dinámica de la reunión resultó muy positiva, buscamos la forma de llegar a todas las compañeras a través de preguntas escritas y que ellas respondieran para luego leerlas sin exponer la identidad de ninguna. Esa modalidad permitió que todas se expresaran sin miramientos.

-¿Cómo es ser mujer y dirigente sindical en Costa Rica?
-Ser mujer y ser sindicalista es bastante duro porque impera el machismo, la discriminación y sobre todo la falta de oportunidades para desarrollo personal y familiar

Vamos avanzando a huevos como decimos por acá, porque en general el machismo imperante en los sindicatos nos relega a puestos de secretarias de actas o correspondencia o de suplentes.

Como trabajadora del sector agrícola de la palma he pasado por diferentes situaciones de discriminación.

A pesar de que actualmente somos alrededor de 100 mujeres en mi sindicato, todavía no logramos el espacio que necesitamos.

En ese sentido de cambiar la realidad estamos lanzando una lista donde me postulo como secretaria general pero viene siendo una odisea convencer, sobre todo a los hombres, de que estoy capacitada para el cargo.

Es difícil cambiar la mentalidad de la gente. Nos enfrentamos con un modelo cultural que relega a las mujeres a un segundo plano. Pero nosotras somos capaces para realizar todas las tareas que realizan los varones de forma eficiente.

Es difícil pero no imposible.

-¿Existe discriminación salarial?
-Sí, sobre todo en el área de recolección de la palma, donde es flagrante la brecha salarial entre hombres y mujeres.

Por el mismo recorrido las trabajadoras cobran menos que los trabajadores.

Asegurar la independencia sindical

-¿Cuáles son los principales desafíos que se plantean si llegan a la directiva de la organización sindical?
-El reto más importante es independizar el sindicato de la empresa, limpiar su nombre que ha perdido credibilidad.

Queremos que la compañía respete a la organización sindical como tal y además de la imagen, también sanear las finanzas que están en rojo.

No queremos ser títeres, queremos ayudar a los trabajadores y trabajadoras de la agricultura. Para eso contamos con que otros sindicatos hermanos nos brinden su experiencia y asesoramiento en este camino.

Tenemos las ganas y la convicción de sacar al sindicato adelante, de refundarlo para que vuelva a ser de y para los trabajadores y trabajadoras.

-¿Cuál es la importancia de trabajar con el Clamu?
-El Comité sobre todo nos da la oportunidad de valorarnos más como mujeres. La superación personal es algo muy importante para quienes trabajamos en la agricultura.

También nos permite formar parte de una red de mujeres trabajadoras que comparten los mismos objetivos, desafíos y problemas.

Sin dudas nos dará mayor proyección y respaldo en el accionar sindical.

En ese sentido quiero agradecer a Patricia Alonso, presidenta del Clamu y a la Rel-UITA por todo el apoyo que nos brindan.

La integración de las mujeres trabajadoras de la palma africana en la comisión de la mujer ClamuFentragh, es fundamental para continuar empoderando a las trabajadoras de la agroindustria costarricense.