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“Violencia ácida”

La iniciativa de ley presentada ante la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México por la diputada Marcela Fuentes Castillo, el pasado martes 31, propone equiparar como tentativa de feminicidio y penas de hasta 30 años de prisión para los responsables de los ataques con ácidos, sustancias corrosivas o líquidos a altas temperaturas que provoquen lesiones, daños físicos o deformaciones.

Gerardo Iglesias

02 | 02 | 2023


Imagen: Cartón Club

Fuentes Castillo, diputada del partido gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), presentó un paquete de reformas denominado “Ley Malena”, en reconocimiento a la lucha de la saxofonista María Elena Ríos Ortíz, víctima de intento de feminicidio cuando un hombre le arrojó una cubeta con ácido en su casa en Huajuapan de León (Oaxaca) el 9 de setiembre de 2009, donde tenía instalada una pequeña agencia de viajes.

“Los ataques con ácido u otras sustancias corrosivas hacia mujeres son una de las formas de violencia más visibles y extremas que existen en México, tan solo por debajo del feminicidio”, subraya la Fundación Carmen Sánchez.

La Fundación, que lleva el nombre de una sobreviviente de ataque con ácido en 2014, tiene un registro de 28 víctimas en las últimas dos décadas, de las cuales solo 22 han logrado sobrevivir. La cifra se basa en las mujeres que denuncian. Muchas otras no logran hacerlo.

En la mayoría de los casos _señala la Fundación_, las víctimas tenían entre 20 y 30 años de edad.

“En el 85 por ciento de los casos el autor intelectual fue un hombre: cinco de ellos eran parejas y 11 ex parejas sentimentales. En el 90 por ciento de los casos, el ataque fue dirigido al rostro. La mayoría de los crímenes se cometieron en calle, pero cuatro de ellos en la casa o la puerta de entrada. Más del 30 por ciento de las agresiones se cometieron por dos o más personas: ya sea como autores materiales o como intelectuales. En el 96 por ciento de los casos no ha habido sentencia”.

Daño físico y moral

Con las reformas que comporta la Ley se busca el reconocimiento de los ataques con ácido como un delito independiente y no un agravante, la implementación de medidas de protección para las víctimas y políticas de atención integral a cargo de las secretarías de Mujeres y Salud de la Ciudad de México.

Una agresión con ácido busca causar un daño físico como moral. Las marcas y deformaciones quedan de por vida y las sobrevivientes deben someterse a varias cirugías de reconstrucción.

Carmen Sánchez fue sometida a más de 60 cirugías luego del ataque de su ex pareja el 20 de febrero de 2014.

Los ataques con ácido conforman un patrón de violencia de género extrema, incentivados por la corrupción judicial y la impunidad que reina en la mayoría de los casos.