La denuncia forma parte de una investigación de la asociación El Poder del Consumidor que abarca el período 2000 – 2023 y que fue difundida en el marco del seminario “Captura de profesionales de salud en México”.

“Las corporaciones de fórmulas infantiles o fórmulas infantiles comerciales (FIC) en México han financiado la realización de congresos, simposios, cursos de lactancia materna y alimentación infantil de asociaciones y colegios de diferentes profesionales de la salud”, dice el texto.

Su objetivo, agrega, “es promover el consumo de sus productos y, de esta manera, desalentar la lactancia como la opción más saludable para la madre y su bebé”.

Nestlé, Danone, Abbot y Mead Jhnonson “son las corporaciones que tienen mayor financiamiento, patrocinio y oferta de eventos dirigidos a profesionales de la salud, y por ende han incurrido en violaciones al Código Internacional de Sucedáneos de Leche Materna”, dijo Christian Torres, coordinador del área de Conflicto de Interés e Interferencia de la Industria de El Poder del Consumidor.

La mayor parte de esos eventos (35 por ciento) fueron dirigidos a médicos generales y nutriólogos (29 por ciento), seguidos de pediatras (18 por ciento)), especialistas en neonatología, perinatología y enfermería (6) y estudiantes de nutrición (6 por ciento).

Se trata de campañas falaces, destacaron los especialistas que participaron en el seminario.

Datos de la Organización Panamericana de la Salud determinan que la lactancia materna reduce en 13 por ciento el riesgo de sobrepeso y obesidad en los recién nacidos, en 35 por ciento el de diabetes tipo 2, en 19 por ciento el riesgo de leucemia en la niñez y en 60 la muerte súbita prematura.

Los niños amamantados tienen además 3,4 puntos más en indicadores de desarrollo cognitivo, mientras que las mujeres que amamantan tienen 32 por ciento menos riesgo de diabetes tipo 2 y 26 por ciento menos riesgo de desarrollar cáncer de mama.

“A pesar de ello”, observa El Poder del Consumidor, las FIC conducen agresivas campañas de publicidad para “posicionarse como la mejor opción nutricional, contraviniendo el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna al que se encuentra adscrito México”.

El Código establece recomendaciones, entre las cuales sobresale la prohibición de que las empresas que comercializan alimentos para lactantes y niños pequeños patrocinen reuniones científicas o de profesionales sanitarios.

El problema es que en México esa norma no es vinculante y no ha sido objeto de una ley federal, un vacío que las corporaciones del sector aprovechan.

Si los profesionales de la salud, que constituyen “la principal fuente de información sobre salud y alimentación en los primeros años de vida”, brindan “una orientación inexacta o tienen percepciones negativas sobre la lactancia pueden minar la confianza de las madres y hacer que cuestionen” su valor, observó Sonia Hernández, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana.

Datos de un informe de 2020 de la Universidad Iberoamericana destacan que más del 60 por ciento de las madres mexicanas han recibido recomendaciones de “alimentar a su bebé con algún producto de fórmula infantil comercial, principalmente por parte de profesionales de la salud”.

“El reconocimiento del amamantamiento como un derecho humano de las madres, de sus criaturas y de las familias en crianza, nace ―entre otras cosas― para evitar el abuso del poder del mercado como barrera para lograr la lactancia materna”, dijo Julieta Ponce, directora del área de Intervención nutricional del Centro de Orientación Alimentaria (COA Nutrición).

Ponce llamó a las madres y a los profesionales de la salud a denunciar a esas empresas por transgredir el Código y por ende por violar un derecho humano.

Cuando lo hagan, algo podría comenzar a cambiar.