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En Veracruz

La cosecha de sandías en jornadas de 12 horas

Jornaleras laboran 12 horas en los campos de sandía del municipio de San Juan Evangelista, Veracruz, cuyo producto es el segundo más importante en la región, sólo detrás del maíz. Aunque el trabajo es pesado, para ellas representa una opción para llevar ingresos a su hogar.

La Jornada

14 | 03 | 2023


Foto: La Jornada

Desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche, Rosaura López Morales y otros integrantes de una cuadrilla de 15 personas, mujeres y hombres, recolectan la sandía.

“Es un trabajo pesado, pero al menos estos días está bien pagado y deja para vivir”, relata la jornalera. Por un día recibe 400 pesos (21 dólares), la comida y un refresco.

Rosaura acomoda tres sandías en un saco de rafia, le tuerce la boca, toma impulso y, de un tirón, se acomoda la pesada carga en los hombros. Cuando está lista, alza la mirada para ubicar el punto de recolección, debajo de unos árboles, y se enfila hacia allá a paso constante.

De acuerdo con el censo de 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en este municipio hay 812 hectáreas sembradas, que producen al año más de 8 mil toneladas de fruta. Las localidades de Saladero y Miguel Alemán, ubicadas a un costado del río San Juan, son las que acumulan la mayor producción.

“Yo me levanto a las cuatro de la madrugada, preparo mi lonche para comer algo acá; mis dos hijos se van a la escuela, y cuando salen, los cuida mi mamá”, cuenta Rosaura, originaria de Tizamar, localidad de 400 habitantes ubicada a cuatro kilómetros de Saladero, donde están los campos de sandía.

Trabajo interminable para las mujeres

Para ella la cosecha de sandía ha sido una opción para mantener a su familia.

Pero el día de trabajo no acaba cuando deja el campo. “Cuando salgo de aquí, paso con mi mamá a recoger a mis hijos, me los llevo a mi casa, descanso una hora o dos y luego sigo con el quehacer de mi casa”, señala durante un receso en medio de la jornada.

Esta es la primera vez que Rosaura participa en el corte de sandía; antes fue becaria por dos años del programa federal Sembrando Vida.

Asegura que, comparado con su anterior trabajo o el corte de piña, que se realiza en municipios vecinos, cosechar sandía es más difícil, por el tamaño de la fruta, que puede pesar hasta 15 kilogramos por pieza.

A campo abierto, bajo un sol que quema

En esta temporada del año, además, las temperaturas en San Juan Evangelista llegan hasta 39 grados centígrados. Y los plantíos de sandía son a campo abierto, con apenas unos cuantos árboles a la orilla, donde pueden cubrirse del sol.

Parado junto a una montaña de sandías se encuentra Alberto Alvarado Lagunes, quien tiene casi 20 años como productor de sandía en Saladero.

Este hombre asegura que ha incluido mujeres en la cuadrilla de trabajadores porque son igual de laboriosas que los hombres y cuidan muy bien la fruta.

Mientras palmea una de las sandías, asegura que el color verde intenso se debe a que las mujeres las cubrieron muy bien con pasto durante la etapa de maduración de la fruta.

En esta región de Veracruz, la siembra de sandías se hace en terrenos inundables por aguas del río San Juan, que en temporada de lluvias se internarán y se alzarán hasta dos metros de altura y anegarán el pastizal que es ahora.

A precio de sequía

Alberto Alvarado cree que este proceso natural de inundación da fertilidad a la tierra y hace que sus frutos alcancen buen tamaño y color, y un buen precio en el mercado.

En el sitio del corte el kilo puede venderse en seis pesos, pero en los puntos de venta puede llegar a 12.

La sandía que se produce en esta localidad es de la variedad sun sugar, de temporada de sequía. La semilla cuesta 3.500 pesos (188 dólares) la libra y alcanza para sembrar una hectárea.

Esta fruta es muy cotizada en el mercado porque tiene un sabor más dulce, y dura hasta un mes en anaquel, en comparación con otras variedades que apenas resisten ocho días en el mercado.

Una vez que las mujeres han reunido una cantidad suficiente de sandías, Abel García Hernández, originario de Miguel Alemán, comenzará a clasificarlas.

“La sandía más chica, a la que llamamos pachanga, es la que nació más pegada a la pata de la planta, y la más grande se cosecha más en medio. La más chica es la que se lleva al mercado local; la más grande se lleva a venta fuera”, cuenta.

Este año los productores de sandía de San Juan Evangelista esperan un buen corte, con precios que les ayuden a recuperar su inversión.

El corte de sandía dará trabajo para los próximos cinco meses; luego, todos deberán salir de los campos para que el río San Juan inunde la llanura y el ciclo comience de nuevo.


(Tomado de La Jornada, México)