“El tejido de la red, que es un conocimiento y una tecnología en sí mismo, siempre me ha atraído”, expresa la artista colombiana Carolina Caycedo (Londres, 1978) con motivo de Espiral para sueños compartidos, una instalación comisionada para el Chopo, por medio de la curadora Itzel Vargas.
La instalación forma parte de su serie Cosmotarrayas, que trata de piezas realizadas con redes tejidas a mano por comunidades ribereñas.
“Es un material con el que trabajo desde hace varios años para hablar de la soberanía alimentaria, los proyectos de vida sostenibles, así como las autonomías que existen al interior de los territorios en nuestros países, que se ven afectadas a veces por diferentes proyectos de infraestructura o de pesca corporativa a gran escala, o de minería y otros tipos de extracción”, detalla la entrevistada, radicada desde hace 11 años en Los Ángeles.
Para el proyecto se trabajó con cuatro organizaciones de pescadores de diferentes territorios de México para obtener redes hechas a mano.
Aparte de la importancia simbólica de la espiral para los pueblos ancestrales de América Latina, para la artista representa una forma de entender y vivir el mundo.
“Cuando uno se mueve en espiral hay como un movimiento expansivo que te permite nuevas formas –y continuar con otras– de ver el mundo, ampliar tus perspectivas, a la vez que colaborar con diferentes movimientos sociales”, dice.
Las agrupaciones con las que trabajaron son Cooperativa Mujeres del Manglar, en Zapotalito; Cooperativa Norte de Tecuala, Nayarit; Colectiva de Mujeres del Golfo, de Baja California Sur, y el Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo, en Jalisco. Estos últimos pueblos se han visto afectados por la construcción de la presa El Zapotillo.
De acuerdo con Caycedo, el hecho que estas redes provengan de los lugares mencionados invita al espectador a “voltear la vista hacia ellos y entender un poco las problemáticas que allí existen desde la construcción de la represa hasta la de una bocabarra en Zapotalito, que ha afectado los ritmos de la pesca allí”.
Incluir la palabra “espiral” en el título de la muestra alude a “ideas y procesos de transición”, ya que la línea curva es una “forma expansiva que te permite entender y adaptarte al mundo a medida que va cambiando, siempre con una mirada hacia el pasado, pensando en estas tecnologías ancestrales y formas de habitar el mundo más holísticas”.
Los “sueños compartidos” hablan a su vez de transición, “no sólo energética, sino de una forma de ver la naturaleza que la ve como un conjunto de recursos naturales que explotar”.
La invitación sería de “transicionar esta forma de ver y relacionarse con el mundo, y empezar a pensar en los ríos, lagos, las ensenadas y otros cuerpos de agua como bienes comunes que hemos heredado de nuestros ancestros. Los tenemos que cuidar mientras estamos con vida para que nuestras generaciones futuras puedan disfrutar y tener una relación de sustento con ellos”.
A Caycedo le preocupa “la privatización de las aguas por medio de la construcción de represas, de concesiones a compañías de capital extranjero, incluso, locales”.
“Siento que a veces si hubiera un manejo más local y comunitario de estos bienes comunes, sería una alternativa más de sustento”, dijo la artista.
Caycedo trabaja en muchos medios –como el dibujo y el video–, aunque en el Chopo se verá una instalación “bastante escultórica”. Algunas redes incluyen figuras bordadas por ella, como un camarón, que hablan de algunas economías comunitarias. Además, muchas de las redes son camaroneras.
La instalación Espiral para sueños compartidos se abrirá al público este sábado en el Museo Universitario del Chopo, y permanecerá hasta el 26 de junio.
Merry Macmasters – La Jornada