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Coca Cola y el sector lácteo mexicano

Ante el fenómeno de la saturación de mercados y en la búsqueda de nuevas oportunidades, las principales transnacionales buscan otros segmentos y poco a poco se van quedando con todo, en menoscabo de la pequeña y mediana empresa.

Coca Cola incursiona desde hace aproximadamente una década en el sector lácteo, desarrollando una política de “integración horizontal” que consiste en adquirir o fusionarse con empresas de la misma industria o similares (jugos, lácteos, té) con la finalidad de incrementar su gama de productos.

Fomento Económico Mexicano S.A.B. de C.V, (Femsa), la franquicia embotelladora de productos Coca Cola más grande del mundo, adquirió la panameña Estrella Azul en 2011, el mayor grupo lácteo de Panamá, con una capacidad de 125.000 litros de leche por día, 160 rutas de distribución y 7.800 clientes en toda la nación, según datos de 2018.

En 2012 compró Santa Clara, una empresa mexicana fundada en 1924 en el estado de Hidalgo, con una planta de producción en Pachuca, en el citado estado.

Por su parte la mexicana Arca Continental (la segunda mayor embotelladora de México) y Coca Cola Company inauguraron la planta de lácteos Tonicorp, en Guayaquil, Ecuador, en 2017, que contabilizó una inversión de 100 millones de dólares.

Hace unos días Coca Cola vuelve a ser noticia en México con la apertura de la planta de Lagos de Moreno, de Jugos del Valle-Santa Clara, en la cuenca lechera más importante del país.

La unidad en el estado de Jalisco, para la cual la Industria Mexicana de Coca Cola inyectó algo más de 100 millones de dólares, iniciará sus operaciones produciendo un promedio de 4,5 millones de litros mensuales de leche y derivados.

Desde la empresa se notifica que la planta puede generar 3.700 empleos, al alcanzar su máximo de operación.

El sector lácteo mexicano

La entrada en vigencia del tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos (TLCAN), significó para México “la ruina de 600 mil pequeñas unidades productivas y la pérdida de 500 mil empleos directos e indirectos en la actividad productiva de leche y de la industria derivada”, afirmó la pasada semana Álvaro González Muñoz, dirigente de la Unión Nacional de Productores, al Portallechero.com.

A principio de año Muñoz dio a conocer cifras dramáticas de lo sucedido en 2018, año en que se sacrificaron 600 mil vacas especializadas y el abandono de 10 mil ganaderos a la actividad, en virtud del alza del precio de los insumos que dispararon los costos de producción.

Muñoz señaló asimismo que “en lo que va de este sexenio, el precio de un litro de leche al consumidor se ha incrementado en 4,16 pesos, mientras el aumento al productor fue de 0,65 centavos por litro en el mismo periodo, lo cual afecta severamente a la economía de quienes se dedican a esta actividad”.

A este panorama hay que añadir el incremento de las importaciones de leche en polvo, que ascendieron a 340 mil toneladas entre 2013 y 2018, sustituyendo la producción nacional.

México es el país que más leche en polvo importa a nivel mundial. En los últimos años disputa esta posición con China, que cuenta con una población 10 veces mayor.