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Con Andrea Coinu

Un sindicalismo de la gente para derrotar la ofensiva fascista

La avanzada de la “nueva” derecha en Europa parece indetenible. Si fueran hoy las elecciones del Europarlamento es muy probable que la derecha conservadora se posicionará como la segunda fuerza política del viejo continente.

Giorgio Trucchi

06 | 02 | 2023


Andrea Coinu | Foto: Gerardo Iglesias

Con pocas excepciones, la ultraderecha radical, con sus variantes xenófobas y racistas, ya ocupa puestos de gobierno o ha aumentado sensiblemente su base electoral en Europa.

En este sentido, el peligro de una deriva autoritaria, sumado a una profundización del modelo neoliberal, una agudización de la precarización laboral y la erosión de derechos fundamentales, es cada vez más real.

Es en este contexto que, en noviembre del año pasado, en el marco de la VII Conferencia del Grupo Profesional de Trabajadores de la Agricultura de la UITA (GPTA), se habló de la posibilidad de crear una red sindical internacional antifascista.

En aquella ocasión, Gerardo Iglesias, secretario regional para América Latina de la UITA, Alberto Broch, vicepresidente de la CONTAG, y Andrea Coinu, vicepresidente de la Federación Europea de Sindicatos de la Alimentación, la Agricultura y el Turismo (EFFAT), hicieron un llamamiento para que se centre la atención en el crecimiento global del fascismo.

“La democracia y los derechos sindicales son incompatibles con el fascismo, por ende, es urgente que el movimiento obrero internacional construya una campaña a gran escala para frenar esta gran corriente que se ha infiltrado en todos los continentes”, manifestaron.

“Muchos trabajadores y trabajadoras y miembros de sindicatos están votando a políticos de extrema derecha; por lo tanto, nuestra tarea (…) debe ser crear conciencia sobre lo que es el fascismo, la extrema derecha y las consecuencias para la masa obrera de todo el mundo”, plantearon los tres dirigentes.

En conversación con La Rel, Coinu profundizó sobre estos temas.

“Cuando hay un cambio de paradigma económico y de producción de energías, que arrastra consigo transformaciones profundas en las profesiones y en los sistemas productivos, siempre hay un propagarse de las fuerzas reaccionarias”. dijo.

Frenar la avanzada de las diferentes expresiones de la derecha, que están convirtiéndose en referencia para las nuevas generaciones y para una gran cantidad de personas en el mundo, se ha vuelto una prioridad”.

Para el también encargado de políticas internacionales de la central italiana FLAI-CGIL, esta avanzada siempre genera un retroceso, tanto en los niveles de libertad democrática como en los derechos laborales y la calidad de vida de trabajadores y trabajadoras.

El antifascismo como mínimo común múltiplo

“Ese neofascismo, que se oculta detrás de los populismos, representa los principales intereses de las élites, de las clases dominantes y está totalmente sometido al actual modelo económico”.

“Es por eso que —continúa Coinudespués del ataque a la sede nacional de la CGIL en Roma, decidimos trabajar aceleradamente para la construcción de una red sindical internacional antifascista”.

Pensar y crear una red integrada por varias entidades sindicales a nivel mundial, que tenga el antifascismo como mínimo común múltiplo, sería de lo más interesante.

El 9 de marzo, EFFAT y UITA se reunirán en Amberes (Bélgica) y hablarán públicamente de este proyecto”, manifestó.

Y es justamente en los momentos de mayor crisis cuando hay que invertir más en la presencia del sindicato entre trabajadores y trabajadoras.

Un sindicalismo consciente de su propio rol en esta fase histórica, un sindicalismo capacitado, un sindicalismo de la gente, de las trabajadoras y los trabajadores”, subrayó Coinu.

“Para hacer esto necesitamos de un importante esfuerzo colectivo de innovación de las prácticas, para interceptar los nuevos rostros de un mundo del trabajo dramáticamente fragmentado y profundamente cambiado”, concluyó.