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El mar es nuestro centro de trabajo y nuestro empleador, pero lo estamos perdiendo

Con Cairo Laguna
En el marco de la reciente Consulta Social de la FAO sobre la tierra y los recursos naturales realizada en Brasilia, Sirel dialogó con Cairo Laguna, presidente de la Federación Nacional de Pescadores Artesanales de Nicaragua (FENAPESCA), quien relató cómo una débil política gubernamental deja los recursos pesqueros en manos de corporaciones transnacionales. La pesca artesanal está así amenazada de extinción, como el propio recurso ictícola.

-¿Cómo describirías la organización que presides?
-La Federación Nacional de Pescadores Artesanales (FENAPESCA) de Nicaragua es una organización fundada en el modelo cooperativo que cuenta con 79 organizaciones de base a lo largo y ancho del litoral Pacífico y Atlántico y el Lago de Nicaragua.

Nuestra estructura organizativa se inicia desde las comunidades con las cooperativas de base que se estructuran en organizaciones de segundo grado conocidas como Centrales y Uniones de Cooperativas que, a su vez, conforman la FENAPESCA (de tercer grado). Ésta es afiliada a la Confederación de Pescadores Artesanales de Centroamérica (CONFEPESCA), conformada por seis federaciones nacionales con presencia en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá

CONFEPESCA integra del Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca Artesanal, que es un espacio de intercambio de información y de experiencias.

-¿Cuántas familias se dedican a la pesca en Nicaragua y Centoamérica?
-El último censo realizado en Nicaragua aportó la cifra de 22.000 pescadores artesanales. En Centroamérica son alrededor de 140.000 pescadores.

-¿Cuál es la situación que están viviendo actualmente en el sector de la pesca en tu región?
-Desde hace mucho tiempo los pescadores artesanales han tenido un problema real de acceso a los recursos naturales, por limitaciones que nos han venido imponiendo los gobiernos de turno. Un pescador artesanal, ancestralmente, podía traer lo que la mar le diera, sin condicionamiento de ninguna clase. Hoy los gobiernos han establecido la obligación  de solicitar permisos para que podamos realizar nuestra actividad.

-¿Por qué?
La actividad pesquera se ha visto diezmada por la pesca industrial a gran escala que se ha desarrollado en todo el mundo y que vino a agotar los recursos pesqueros. Esto exige que haya un control del manejo del recurso, aunque hay especies que ya desaparecieron. La pesca artesanal se ha visto afectada por este proceso, tanto por la escasez del recurso como por los criterios con que se otorgan los permisos, ya que no distinguen entre pesca industrial y pesca artesanal.

En Chile se está dando esta modalidad, y por ejemplo se les autoriza a los pescadores la captura de calamares, pero esta especie tiene su zafra productiva, y cuando no hay calamares el pescador debe anclar su embarcación y buscar qué hacer para vivir. Esto es una grave limitación para la supervivencia de nuestra actividad, para garantizar la soberanía alimentaria de las comunidades.

-¿Cuáles son las diferencias principales entre la pesca artesanal y la industrial?
-La pesca artesanal es una actividad sustentable, no pone en riesgo los recursos, es por eso que reclamamos que no restrinjan el acceso a nuestra actividad. Otra de las cosas que reclamamos es que con todo esto se está llevando a que la pesca artesanal sea una actividad meramente de subsistencia; con este modelo las comunidades de pescadores no pueden aspirar a mejorar su calidad de vida, sus ingresos. Pareciera que ello sólo es privilegio de las grandes compañías. De hecho, gran parte de la producción de la pesca artesanal es finalmente comercializada por estas corporaciones que son las que imponen los precios. El pescador ya va a la mar con la producción vendida a esas grandes empresas; son ellas las que adelantan el dinero para el combustible, el hielo, los equipos de pesca; esto genera de antemano una deuda del pescador con la gran industria pesquera.

Vivimos una total contradicción con nuestras prácticas ancestrales, ya que en la pesca artesanal tradicionalmente no tenemos patrones, el mar es nuestro centro de trabajo y nuestro empleador, pero lo estamos perdiendo. Estamos viendo cómo las zonas económicas exclusivas por las cuales ha luchado la pesca artesanal son invadidas por la pesca industrial de una forma impune, ante la total pasividad de los gobiernos.

-¿Qué tipo de pesca realizan las grandes empresas en la región?
-La pesca industrial se realiza en las zonas adyacentes a la costa, a cuatro o cinco millas náuticas de la costa, y pescan camarón para exportación. Realizan lo que se denomina pesca de arrastre.

Entonces, no sólo sufrimos el agotamiento de los recursos pesqueros sino que somos desplazados por las grandes empresas. Cada libra de camarón que la industria pesca en el arrastre equivale a la captura de una tonelada de fauna marina que luego es arrojada al mar. Estamos viendo cómo estas corporaciones tiran cada día nuestros recursos por la borda.

-¿Estas empresas son de capitales nacionales o extranjeros?
-En el caso de Nicaragua son en su mayoría de capitales extranjeros, noruegos, estadounidenses, colombianos. Hace unos cuatro o cinco años la transnacional Pescanova desembarcó en el país y prácticamente se está apoderando del 80 por ciento del área concesionada para la camaronicultura

Se fueron quedando con las concesiones, haciéndose cargo de las deudas de las comunidades. Actualmente son muy pocos los comunitarios que tienen concesiones. Pescanova se quedó con todo a un precio ridículo, y están realizando la camaronicultura a nivel industrial, a tal grado que no necesitan casi mano de obra. 

Esto ha llevado a que muchos pescadores estén desocupados y por consiguiente se ha generado una grave crisis a nivel social. Estos trabajadores desocupados, desesperados, terminan robando pescado a las industrias que, a su vez, han contratado empresas de seguridad que están matando gente como si nada.

Hemos denunciado esta situación al gobierno, porque las empresas extranjeras no pueden apropiarse así como así de las zonas que son propiedad de la nación nicaragüense. Desde el gobierno se deben impulsar políticas que protejan a las comunidades pesqueras.