14
Febrero
2017
Mujeres y trabajo
Con las manos doblemente atadas
Ester Kandel
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Fotos: cadtm.org
Las mujeres tienen las manos doblemente atadas porque las viejas recetas de endeudamiento y reformas laborales vuelven a regir las condiciones de vida, prolongando la relación clase-género, denunciada cotidianamente por las trabajadoras.
Ante la ofensiva del gran capital a través de sus voceros misóginos y racistas, las mujeres nos hacemos oír nuevamente en las calles, por varias reivindicaciones: desde poder decidir sobre nuestros propios cuerpos, hasta llevar una vida digna a través de trabajos genuinos, educación y salud, sin violencia y sin discriminación laboral, para nosotras y el conjunto de la población.
Todos los días decimos NI UNA MENOS, pero todos los días la violencia de sus parejas deja a una mujer más sin vida.
También nos ponen como modelo los países desarrollados, pero éstos han sido denunciados el domingo 22 de enero pasado en la Marcha de las Mujeres.
Con emoción leemos el discurso de Angela Davis en Washington.
Protagonista de las Panteras Negras en la década de 1960, Davis denunció a quienes lucran con las hipotecas multimillonarias, la sanidad privada, los ataques a musulmanes, migrantes, discapacitados y la violencia estatal perpetrada por la policía y a través del complejo industrial penitenciario, como la que se ejerce contra las mujeres, especialmente a las trans negras.
También exigió libertad y justicia para Palestina y liberación de presos.
Todos los días decimos NI UNA MENOS, pero todos los días la violencia de sus parejas deja a una mujer más sin vida.
También nos ponen como modelo los países desarrollados, pero éstos han sido denunciados el domingo 22 de enero pasado en la Marcha de las Mujeres.
Con emoción leemos el discurso de Angela Davis en Washington.
Protagonista de las Panteras Negras en la década de 1960, Davis denunció a quienes lucran con las hipotecas multimillonarias, la sanidad privada, los ataques a musulmanes, migrantes, discapacitados y la violencia estatal perpetrada por la policía y a través del complejo industrial penitenciario, como la que se ejerce contra las mujeres, especialmente a las trans negras.
También exigió libertad y justicia para Palestina y liberación de presos.
Volver a las calles
Por una mayor radicalidad
En los próximos meses y años seremos convocados para intensificar demandas de justicia social y ser más radicales en nuestra defensa de las poblaciones vulnerables.
Será mejor que tengan cuidado los que aún defienden la supremacía del heteropariacado blanco. (…)
Cuando conmemoramos el 8 de marzo –Día Internacional de las Trabajadoras- es inevitable referirnos a sus orígenes y relacionarlo con la actualidad.
Hacemos referencia a aquel 8 de marzo de 1908, al hecho ocurrido en la fábrica Cotton Textile Factory de Nueva York, donde las obreras solicitaban jornada laboral de diez horas, descanso dominical e igual salario por igual trabajo.
La respuesta al reclamo fue el incendio en la fábrica y la muerte de las 129 obreras.
En 1910, durante la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas, llevada a cabo en Copenhague, Dinamarca, se aceptó la propuesta realizada por la dirigente alemana Clara Zetkin, para conmemorar ese día como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La división en clases sociales se expresó, asimismo, en el movimiento feminista: “Igualdad de derechos”, clamaban las mujeres pertenecientes a la burguesía; en cambio la primera consigna de las obreras fue “Derecho al trabajo”.
Desde los años 1850, las obreras lucharon por las reivindicaciones siguientes: acceso a los sindicatos en las mismas condiciones que los colegas masculinos; a trabajo igual, salario igual; protección del trabajo femenino (esta reivindicación apareció a finales del siglo XIX); protección general de la maternidad.
En Los fundamentos sociales de la cuestión femenina, Alejandra Kollontay se refiere a la igualdad política: “Las feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente, de ninguna manera atacan la base de esta sociedad.”
Un debate que continúa y que se expresa en las organizaciones y en las calles.
Será mejor que tengan cuidado los que aún defienden la supremacía del heteropariacado blanco. (…)
Cuando conmemoramos el 8 de marzo –Día Internacional de las Trabajadoras- es inevitable referirnos a sus orígenes y relacionarlo con la actualidad.
Hacemos referencia a aquel 8 de marzo de 1908, al hecho ocurrido en la fábrica Cotton Textile Factory de Nueva York, donde las obreras solicitaban jornada laboral de diez horas, descanso dominical e igual salario por igual trabajo.
La respuesta al reclamo fue el incendio en la fábrica y la muerte de las 129 obreras.
En 1910, durante la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas, llevada a cabo en Copenhague, Dinamarca, se aceptó la propuesta realizada por la dirigente alemana Clara Zetkin, para conmemorar ese día como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La división en clases sociales se expresó, asimismo, en el movimiento feminista: “Igualdad de derechos”, clamaban las mujeres pertenecientes a la burguesía; en cambio la primera consigna de las obreras fue “Derecho al trabajo”.
Desde los años 1850, las obreras lucharon por las reivindicaciones siguientes: acceso a los sindicatos en las mismas condiciones que los colegas masculinos; a trabajo igual, salario igual; protección del trabajo femenino (esta reivindicación apareció a finales del siglo XIX); protección general de la maternidad.
En Los fundamentos sociales de la cuestión femenina, Alejandra Kollontay se refiere a la igualdad política: “Las feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente, de ninguna manera atacan la base de esta sociedad.”
Un debate que continúa y que se expresa en las organizaciones y en las calles.
Por qué movilizarnos
Contra qué luchar, qué exigir
Al inicio hacíamos referencia a las manos doblemente atadas y a la necesidad por parte de las clases dominantes de mayor control social y sindical.
También es cierto, como afirma Julio Gambina, que no solo existe la voluntad de los gobernantes sino que los pueblos tienen voz y pueden ser parte de la articulación de proyectos sociales, económicos y políticos que definan procesos civilizatorios de carácter alternativo.
También es cierto, como afirma Julio Gambina, que no solo existe la voluntad de los gobernantes sino que los pueblos tienen voz y pueden ser parte de la articulación de proyectos sociales, económicos y políticos que definan procesos civilizatorios de carácter alternativo.
Los temas que nos movilizarán el próximo 8 de marzo los podemos sintetizar en:
-Relación de la economía, el desarrollo social y cultural y la inserción laboral de las mujeres.
-La doble opresión, clase y género.
-La relación entre la producción y la reproducción.
-El sentido de las tareas domésticas y el cuidado de los infantes.
-La relación clase -género o la contradicción entre los sexos.
Exigiendo políticas efectivas a favor de:
-Trabajo digno.
-Atención a la primera infancia (jardines maternales y/o infantiles).
-Educación sexual para decidir.
-Anticoncepción para no abortar.
-Aborto legal, seguro y gratuito para no morir.
Y en contra de:
-El acoso sexual en el trabajo.
-La violencia familiar, laboral y obstétrica.
-La violencia sexual.
-La trata de mujeres y niñas.
-Relación de la economía, el desarrollo social y cultural y la inserción laboral de las mujeres.
-La doble opresión, clase y género.
-La relación entre la producción y la reproducción.
-El sentido de las tareas domésticas y el cuidado de los infantes.
-La relación clase -género o la contradicción entre los sexos.
Exigiendo políticas efectivas a favor de:
-Trabajo digno.
-Atención a la primera infancia (jardines maternales y/o infantiles).
-Educación sexual para decidir.
-Anticoncepción para no abortar.
-Aborto legal, seguro y gratuito para no morir.
Y en contra de:
-El acoso sexual en el trabajo.
-La violencia familiar, laboral y obstétrica.
-La violencia sexual.
-La trata de mujeres y niñas.
Tomado de la página web de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas.