11
Julio
2017

Brasil, el iceberg

Daniel Gatti
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Sue Longley, Patricia Alonso, Norberto Latorre y Rosecleia de Castro | Foto: Nelson Godoy

Brasil, el país donde comenzó a sesionar este lunes 10 la 39 reunión del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA, es un laboratorio de lo que se puede venir en el conjunto de América Latina: el “desmonte” de las conquistas del movimiento obrero por parte de las fuerzas conservadoras.
La situación en el mayor país de América Latina fue el tema central de la primera de las dos jornadas del encuentro, que reunió a dirigentes sindicales de toda la región.

Brasil -dijeron representantes de organizaciones laborales de Argentina, Honduras, Costa Rica, México- es, por sus dimensiones, un país clave para poner en práctica los planes que el capital transnacional reserva para todo el subcontinente.

“No es que estén procediendo solamente a reformas. Las llamadas reformas de la previsión social y de las leyes laborales, así como la ley de tercerizaciones, forman parte de una ofensiva para desmantelar toda la legislación que favorece a trabajadores y trabajadoras y para debilitar a sus representantes, los sindicatos”, dijo, entre muchos otros, Siderlei de Oliveira, presidente de la  Confederación Brasileña Democrática de Trabajadores de la Alimentación (CONTAC).

Brasil es el iceberg, luego irán por los otros países”, afirmaron a su vez  Ruth Díaz, presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Trabajadoras de República Dominicana (FENAMUTRA)  y el secretario regional de la UITA, Gerardo Iglesias.

Es un proyecto del capitalismo mundial acabar con los sindicatos y Brasil es un escenario privilegiado para llevarlo a cabo, sostuvo por su lado el argentino Enrique Terny, secretario general del Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera (SATIF).

Un laboratorio
El Chile de hoy
También es un objetivo acabar con las organizaciones sociales que defienden a los indígenas y con los grupos ecologistas, porque las transnacionales pugnan también por apropiarse de la tierra y de los recursos naturales, desde los del subsuelo hasta el agua, y Brasil los tiene todos, insistió Iglesias.

El gigante latinoamericano presenta por ejemplo elevadísimos índices de violencia en las zonas rurales, pautada por matanzas de campesinos y de dirigentes de pueblos originarios.

Esa violencia, que en gran parte es causada por el fenómeno de la apropiación y extranjerización de la tierra, se traduce en cifras especialmente alarmantes: más de 40 personas asesinadas en conflictos agrarios en lo que va del año que se suman a las 61 de 2016.

Y cientos han sido amenazadas, agredidas y detenidas por esos motivos: sólo el año pasado hubo 74 intentos de asesinato, 200 amenazas de muerte, 571 agresiones y 228 encarcelamientos.

El diagnóstico de que las “reformas” implementadas por el gobierno de Michel Temer forman parte de la guerra que está librando el capital transnacional contra los trabajadores unifica a las distintas centrales sindicales del país, divididas en otros frentes, dijo a La Rel Artur Bueno Junior, vicepresidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Alimentación y Afines (CNTA Afins).

“Estamos de acuerdo, a pesar de nuestras discrepancias -que son más bien político-partidarias- en que estas reformas apuntan a consolidar el poder del capital y que solo benefician a las empresas. Coincidimos también en que son obra de un gobierno absolutamente ilegítimo, que es respaldado, además, por apenas el 4 por ciento de la población”.

En el sector de la alimentación, al menos, no hay diferencia alguna al respecto. “Hay un posicionamiento unitario entre todos los sindicatos”, afirmó.

Junior estimó por otra parte que la realización de esta conferencia en Brasilia es “sumamente importante para los trabajadores brasileños”.

“No estamos en condiciones de enfrentar solos esta situación y es fundamental recibir el apoyo de  los demás países latinoamericanos. La embestida del capital que se está dando aquí con tanta fuerza, no es sólo brasileña: se ve igualmente en Argentina y en otros países”.

Brasil es  un laboratorio, como lo fue Chile décadas atrás. Un laboratorio de reformas neoliberales”, declaró a su vez a La Rel Alberto Broch, vicepresidente de la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Agricultura (CONTAG).