26
Abril
2017
Brasil | Sindicatos | AGRICULTURA

Tiempo de refundación

En Sao Paulo, Gerardo Iglesias
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Foto: Gerardo Iglesias

Hijo de agricultores, militante sindical rural desde hace 35 años, José Reinaldo actualmente integra el equipo de asesores de la Federación de Empleados y Asalariados Rurales del Estado de Sao Paulo (Feraesp), en un momento muy delicado de una organización que fue rehén de su líder y su ego sin límites.
-¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el movimiento sindical?
-Me inicié trabajando como asesor de la CUT en 1989 y al año siguiente pasé al departamento rural de la Central.

La Feraesp, que se estaba formando en ese entonces, se integraría luego la CUT, por lo que acompañé el trabajo de la federación desde ese momento hasta el año 2000.

En el 2000 la CUT conformó la Federación de la Agricultura Familiar, a la que pasé a asesorar, hasta 2006.

Esa federación forma parte del sistema Fetraf Brasil, un programa del gobierno en el que estuve hasta 2012.

En el segundo mandato de Dilma Rousseff fui invitado a formar parte del Ministerio de Desarrollo Agrario, donde ocupé la representación del estado de Sao Paulo, hasta el impeachment.

Disgregación y debilitamiento
La necesidad de dar vuelta la página
-¿Qué panorama encuentras a tu regreso a la Feraesp?
-En febrero me llamaron para participar en la organización del Congreso Extraordinario que se realizó en marzo y me encontré con una realidad bien distinta a la de principios de los años 2000.

Feraesp en aquel entonces tenía una relación fuerte con la Rel-UITA, mantenía una discusión de la cadena alimenticia en el marco de la Contac y los sindicatos que la conformaban eran casi todos integrantes de la CUT.

Ahora me topé con una Federación inmersa en un proceso de ruptura con su antiguo presidente por denuncias de desvío de fondos y con la convocatoria para elegir una nueva junta directiva, que se conformó en marzo pasado.

La nueva directiva electa me invitó a formar parte del equipo de asesores sindicales y yo acepté el desafío.

Debo decirte que se nota un cambio luego que fue apartado del cargo el ex presidente Elio Neves. Volvieron varios sindicatos, pero aún la participación efectiva sigue siendo baja.

-En estos momentos de crisis políticas e institucionales, de caos social, ¿cómo vives tu incorporación a este nuevo y entusiasta grupo de dirigentes?
-Estamos padeciendo una crisis de valores, y comprobar el entusiasmo con el que asumen estos compañeros, sus ganas de trabajar, su alegría, es estimulante.

Eso fue lo que me motivó a aceptar el desafío de colaborar en la reconstrucción de este proyecto llamado Feraesp.

-Algo que se da en un Brasil con procesos difíciles de digerir…
-Sí, todos los retrocesos sociales que estamos viviendo nos retrotraen a una etapa histórica que no queremos revivir.

Yo vengo del movimiento estudiantil y social que luchó contra la dictadura militar, ese que logró mejorar el país, que se adoptara una nueva constitución, que se formara un nuevo pacto social que luego derivó en una profundización de la democracia.

Fue en ese contexto que la izquierda accedió al gobierno, y si bien tuvo que pactar con sectores del capital para poder gobernar, logró cambios importantes, posicionando a Brasil en el escenario internacional.

La izquierda y su divorcio con las bases
Una fractura difícil de recomponer
Pero hay algo que la izquierda, y más puntualmente el PT, no consiguieron: politizar al pueblo, que las nuevas generaciones tomaran conciencia del proceso de cambios profundos que Brasil venía logrando.

A medida que el PT fue creciendo se distanció mucho de las bases y se llevó a dirigentes sociales y sindicales, cooptándolos para el gobierno.

Lo anterior generó un vacío a nivel de las dirigencias y un envejecimiento de los cuadros. Hasta ahora no se sabe si el partido creció o se hinchó. Yo me inclino por la segunda opción.

Uno de los factores esenciales que nos llevaron a la situación actual se explica por esta falta de diálogo y este deslindarse de las bases que tuvo el PT. Se produjo una fractura que será muy difícil de recomponer.

-¿Ves un paralelismo entre esta elite del PT que gobernó de espaldas a las bases con lo que sucedido en Feraesp?
-La diferencia fue que en Feraesp hubo dirigencia centrada en un solo individuo con un gran poder de convencimiento que llevaba a que las bases, ya sea por respeto o por temor, acataran su conducción.

En el PT hubo una etapa de participación efectiva y construcción colectiva que luego, con el tiempo, se perdió.
Una vez que entras en el sistema electoral brasileño no hay otra: o te ensucias las manos o no participas. El partido se ensució y acabó como ya todos sabemos.

En el caso de la Federación, debo destacar que en todo este proceso los líderes sindicales que se enfrentaron a diferentes adversidades fueron pocos, pero tuvieron el valor suficiente para generar el actual momento

Asimismo, el movimiento sindical está sufriendo varios embates con las medidas que está tomando este gobierno, que proyectan el desmantelamiento de los derechos laborales y de las propias organizaciones sindicales.

Es en este escenario asume la nueva directiva de Feraesp.

Motivos de esperanza
Renacer de la conciencia, cercanía de la UITA
Lo que me motiva es que este renacer de la conciencia sindical y social, producto de una profunda autocrítica, no se está gestando sólo en la esfera de los trabajadores rurales, sino en otras organizaciones sindicales. Inclusive en las centrales y también en los partidos de izquierda que promueven una refundación. Ojalá se dé.

Si bien el contexto es complicado, también es desafiante y aquí es donde la participación de la UITA cobra relevancia para nosotros, porque lamentablemente esta situación que estamos viviendo en Brasil también la viven otros países, incluidos los de Europa.

Estar cerca de UITA nos fortalecerá en esta nueva etapa.

-¿Hay convicción de que se puede cambiar?
-Sin duda alguna. Existe una clara convicción de dar batalla, de generar ese gesto que contagie el cambio, ofrecer herramientas para avanzar en la construcción de un mundo mejor.

Además, nos estamos enfrentando a un gobierno que sabe dónde pegarnos para tornarnos vulnerables y si no hay una respuesta unificada, corremos el riesgo de perder.

Lo que los trabajadores tenemos como as en la manga es nuestra voluntad de cambiar, nuestros valores, nuestro compromiso con la defensa de los derechos laborales. A eso me aferro.