27
Junio
2017
Sexta Misión de la UITA en Honduras
Con Evangelina Argueta
Con Evangelina Argueta
“Las maquilas tienen violencia, explotación y violación de derechos laborales”
En San Pedro Sula, Gerardo Iglesias
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Evangelina Argueta
“Mi mujer trabaja en Zona Franca
borda sueño en mangas de camisa
y recoge el ruedo de la tarde
con un sol de "jean" en su sonrisa.”
Juan Luis Guerra
Evangelina Argueta es coordinadora nacional de la CGT y está a cargo del grupo que organiza la Red de Sindicatos de la Maquila en Honduras. Durante la Sexta Misión de la UITA en ese país, conversamos con ella para conocer los avances del trabajo sindical en ese sector y también sobre el acuciante problema de salud donde miles de mujeres zurcen camisas y descosen su cuerpo para alcanzar las metas de productividad.
-Sindicatos en el sector de la maquila, algo impensado hace algunos años…
-Si en 2008 me hubiesen dicho que hoy tendríamos más de 20 sindicatos organizados, no me lo creía. Sindicato que se constituía, desparecía, esa era la dinámica.
Luego de innúmeras denuncias internacionales finalmente este sector logró un imposible: 23 sindicatos organizados y dos casi listos.
Avanzamos por medio de una queja que se introdujo aprovechando una cláusula de los tratados de libre comercio y con el amparo de organizaciones sindicales, de derechos humanos y de consumidores que incidieron en el mercado consumidor de estas grandes empresas.
-De esas 23 organizaciones, ¿cuántas tienen contrato colectivo?
-Actualmente en ocho estamos en proceso de negociación. Doce ya tienen contrato y de ellas hay 3 que ya firmaron el tercer contrato colectivo y otras dos el segundo.
-Existe una Red Sindicatos de la Maquila…
-La Red de Sindicatos de la Maquila Hondureña, es un espacio unitario integrado por los sindicatos de la industria de la maquiladora afiliados a las tres centrales obreras (CGT, CUTH, CTH).
-¿Cómo llegaron a vencer la resistencia de las compañías visceralmente antisindicales?
-Tuvimos que denunciar a las compañías transnacionales que operaban en Honduras. Fruit of the loon fue una de las empresas que en 2008 no nos permitía sindicatos.
Más adelante también denunciamos a Nike y a Adidas, focalizando nuestras acciones en los consumidores.
-¿Cómo lo hicieron?
-Los trabajadores y las trabajadoras viajaron a Estados Unidos a diferentes universidades, donde expusieron los problemas que teníamos en Honduras.
Se explicó en qué consistía y cómo se desarrollaba el trabajo en las maquilas y por qué no querían que conformáramos una organización sindical cuando en sus códigos de conductas empresariales se definen respetuosos de los derechos humanos y la libre asociación sindical.
Con esta acción demostramos en las universidades estadounidenses ─principal mercado del trabajo de las maquilas hondureñas─, que esa mercancía que estaban consumiendo tenía violencia, tenía explotación y violación a los derechos laborales.
Contactamos a los Estudiantes Unidos contra la Explotación (USAS, por sus siglas en inglés), una organización con gran incidencia en el país. Estos jóvenes se unieron a la Red de Sindicatos de la Maquila y son nuestros aliados en la lucha por preservar los derechos laborales, sobre todo el de libre asociación.
Todos los años, un grupo de la USAS visita a las organizaciones de la Red para monitorear el proceso de libertades sindicales y la negociación colectiva.
Sentimos en carne propia que este tipo de alianzas estratégicas fortalecen el movimiento sindical.
Es sumamente necesario sacar al sindicato de las cuatro paredes, como tú lo señalaste- hay que proyectarse a la comunidad local y a las organizaciones internacionales para poder crecer.
-Si en 2008 me hubiesen dicho que hoy tendríamos más de 20 sindicatos organizados, no me lo creía. Sindicato que se constituía, desparecía, esa era la dinámica.
Luego de innúmeras denuncias internacionales finalmente este sector logró un imposible: 23 sindicatos organizados y dos casi listos.
Avanzamos por medio de una queja que se introdujo aprovechando una cláusula de los tratados de libre comercio y con el amparo de organizaciones sindicales, de derechos humanos y de consumidores que incidieron en el mercado consumidor de estas grandes empresas.
-De esas 23 organizaciones, ¿cuántas tienen contrato colectivo?
-Actualmente en ocho estamos en proceso de negociación. Doce ya tienen contrato y de ellas hay 3 que ya firmaron el tercer contrato colectivo y otras dos el segundo.
-Existe una Red Sindicatos de la Maquila…
-La Red de Sindicatos de la Maquila Hondureña, es un espacio unitario integrado por los sindicatos de la industria de la maquiladora afiliados a las tres centrales obreras (CGT, CUTH, CTH).
-¿Cómo llegaron a vencer la resistencia de las compañías visceralmente antisindicales?
-Tuvimos que denunciar a las compañías transnacionales que operaban en Honduras. Fruit of the loon fue una de las empresas que en 2008 no nos permitía sindicatos.
Más adelante también denunciamos a Nike y a Adidas, focalizando nuestras acciones en los consumidores.
-¿Cómo lo hicieron?
-Los trabajadores y las trabajadoras viajaron a Estados Unidos a diferentes universidades, donde expusieron los problemas que teníamos en Honduras.
Se explicó en qué consistía y cómo se desarrollaba el trabajo en las maquilas y por qué no querían que conformáramos una organización sindical cuando en sus códigos de conductas empresariales se definen respetuosos de los derechos humanos y la libre asociación sindical.
Con esta acción demostramos en las universidades estadounidenses ─principal mercado del trabajo de las maquilas hondureñas─, que esa mercancía que estaban consumiendo tenía violencia, tenía explotación y violación a los derechos laborales.
Contactamos a los Estudiantes Unidos contra la Explotación (USAS, por sus siglas en inglés), una organización con gran incidencia en el país. Estos jóvenes se unieron a la Red de Sindicatos de la Maquila y son nuestros aliados en la lucha por preservar los derechos laborales, sobre todo el de libre asociación.
Todos los años, un grupo de la USAS visita a las organizaciones de la Red para monitorear el proceso de libertades sindicales y la negociación colectiva.
Sentimos en carne propia que este tipo de alianzas estratégicas fortalecen el movimiento sindical.
Es sumamente necesario sacar al sindicato de las cuatro paredes, como tú lo señalaste- hay que proyectarse a la comunidad local y a las organizaciones internacionales para poder crecer.
Cuando el cuerpo se rebela
El trabajo frenético
-En la confección de pantalones y camisetas, también se descose el alma…
-Es un grave problema que enfrentamos. El trabajo es repetitivo y bajo un ritmo impuesto por las empresas.
Nosotras tenemos que confeccionar 100 piezas por horas, para sacar 3.000 al día. Y duelen los brazos, y duelen las manos y los hombros.
-Dolerá hasta el pelo, me imagino.
-Todo, hasta el alma. Hay muchas personas con lesiones en brazos y hombros.
Las jornadas laborales son extenuantes, 11 horas diarias. Entramos a las 7 de la mañana y salimos a las 18.30, tenemos 15 minutos de descanso en la mañana, media hora al mediodía y 15 minutos a las tres de la tarde.
Esto se debe a que debemos alcanzar metas diarias de producción. Para poder llegar a un salario de 2.000 lempiras (85 dólares) tenemos que confeccionar 250 docenas en cuatro días.
-Morir trabajando…
-Sí, trabajábamos como burras y ganamos como mendigos.
Llegamos a las tres de la tarde con dolores en los brazos, nos dan un diclofenac y volvemos, pero más tarde regresa el dolor. El dolor siempre regresa.
La mayoría somos madres solteras y no tenemos más remedio que trabajar, por eso aguantamos.
-Es un grave problema que enfrentamos. El trabajo es repetitivo y bajo un ritmo impuesto por las empresas.
Nosotras tenemos que confeccionar 100 piezas por horas, para sacar 3.000 al día. Y duelen los brazos, y duelen las manos y los hombros.
-Dolerá hasta el pelo, me imagino.
-Todo, hasta el alma. Hay muchas personas con lesiones en brazos y hombros.
Las jornadas laborales son extenuantes, 11 horas diarias. Entramos a las 7 de la mañana y salimos a las 18.30, tenemos 15 minutos de descanso en la mañana, media hora al mediodía y 15 minutos a las tres de la tarde.
Esto se debe a que debemos alcanzar metas diarias de producción. Para poder llegar a un salario de 2.000 lempiras (85 dólares) tenemos que confeccionar 250 docenas en cuatro días.
-Morir trabajando…
-Sí, trabajábamos como burras y ganamos como mendigos.
Llegamos a las tres de la tarde con dolores en los brazos, nos dan un diclofenac y volvemos, pero más tarde regresa el dolor. El dolor siempre regresa.
La mayoría somos madres solteras y no tenemos más remedio que trabajar, por eso aguantamos.
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Gerardo Iglesias y Evangelina Argueta | Fotos: Giorgio Trucchi