“La catástrofe del Mediterráneo fue una catástrofe anunciada”

Foto: Gerardo Iglesias

Abogado en ejercicio con un historial de defensa de los derechos humanos y de lucha antifascista, Moreno recuerda que la inmigración es uno de los ejes de la acción de Comisiones Obreras.

“Los colectivos migratorios son uno de los colectivos más vulnerables, y por ende explotables y utilizables para practicar políticas de dumping social”, dice.

“Las tragedias de estos días, en las que cientos y cientos de personas perdieron la vida, son por sobre todo tragedias humanitarias, pero están muy relacionadas con la actitud cínica, o diabólica, de la Unión Europea respecto a la situación en el sur del Mediterráneo”, señala.

-¿Cómo se han caracterizado esas políticas?
-La UE alentó hacia los países de donde provienen la mayoría de los migrantes que llegan en barcos, en particular los árabes, primero hipotéticos procesos de transformación social e incluso, como en Siria, fomentó procesos de confrontación social de los que no se hizo cargo.

Y cuando los refugiados sirios, egipcios, tunecinos y sobre todo libios huyen de una situación dramática en sus países que es consecuencia de un estado de cosas alentado por ella mira para otro lado.

Esa gente padece además una situación de pobreza endémica, lo que conforma una tormenta perfecta.

Hay que tener en cuenta que el estado libio se ha convertido en una especie de sumidero del que salen masas de emigrantes de toda la región y que llegan a Europa no para vivir sino para sobrevivir.

Europa, a su vez, no mira más allá de su nariz y sólo se maneja con un enfoque policial, de seguridad, del problema, sin pensar en el contexto político, social, económico que se vive allí y en cómo evitar que esa gente salga de sus países.

-¿Cuál es el enfoque alternativo que propone CCOO?
-Nosotros miramos la migración desde un punto de vista de clase, la vemos como consecuencia de una situación del mercado laboral, por lo cual proponemos gestionarla globalmente, acá y allá.

Los sindicatos estamos en el filo de la navaja, porque a los empresarios les interesa que haya mucha cantidad de mano de obra mal paga para poder regular a la baja las relaciones laborales, pero también tenemos que intentar que vengan los trabajadores que sean necesarios. Eso es gestionar.

El enfoque de la UE, el enfoque de seguridad, que se traduce también en la persecución de los emigrantes, es de muy corto aliento. Y sólo se ocupa de esa gente cuando ya están en el barco, no en el origen.

Queremos que esta gente llegue a Europa a través de canales normalizados y que no tengan que poner en riesgo sus vidas.

-Viendo las imágenes de este drama, recordaba cuando los dominicanos cruzaban a Puerto Rico a través del Canal de la Mona, en unas embarcaciones muy frágiles. Iban de a 60 a 70 en barquitos con capacidad para 30. Te hacía pensar en las tremendas condiciones de exclusión que debían padecer para hacer esa travesía, siendo conscientes de que podían perder la vida en ella.
-Sí, lamentablemente una vez más la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa.

Esta historia la hemos visto muchas veces, incluso con los canarios que llegaban a Venezuela en los sesenta o con los marroquíes que llegaban a España. Son tan potentes las necesidades que llevan a esta gente a esta reacción...

-¿Crees que la UE pueda llegar a manejar en algún momento un encare distinto al policial de este drama?
-Tiene que hacerlo. Y es posible hacerlo. La UE ha invertido cientos de millones de euros en salvar bancos a fondo perdido.

Una sola vida humana vale más que cualquier sistema bancario.

Un cambio pasa por modificar las políticas de ayuda al desarrollo para favorecer procesos justos y equilibrados en los países de origen, evitar que los fondos que se destinen a ello caigan en manos de elites corruptas o clientelares y establecer canales migratorios normalizados, eficaces y ágiles.

Ilustración: Allan McDonald