28
Abril
2016
Con Maria Cristina Gonzaga
28 de abril Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo
28 de abril Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo
Informalidad y baja sindicalización en la picota
Trabajadores de piña de São Paulo denuncian penosas condiciones de trabajo
En Montevideo, Amalia Antúnez
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Foto: interriord.com
La inexistencia de contratos laborales claros y la baja sindplican que los trabajadores de la piña del estado de São Paulo estén expuestos a peligros evitables, como las mordeduras de serpientes, destaca una investigación conducida por María Cristina Gonzaga, ingeniera agrónoma y especialista en seguridad laboral con énfasis en la actividad ergonómica.
Gonzaga se desempeña actualmente en la Fundacentro, organismo dependiente del Ministerio de Trabajo de Brasil, encargado de estudiar e investigar las condiciones en los ambientes laborales, con la participación de los diversos actores involucrados.
Su trabajo como ergonomista tuvo especial destaque en el sector de corte de caña de azúcar, donde la investigación que llevó a cabo con corteros permitió reducir enfermedades ligadas al esfuerzo repetitivo con el uso de un guante que adhiere al mango del machete, impidiendo de esta forma los malos movimientos.
Desde 2013, Gonzaga lleva adelante una investigación en el área de cultivo de piña en el estado de São Paulo, donde los trabajadores reportaron innúmeros casos de picaduras de serpientes, sobre todo en la zona de cultivo de la fruta.
“La iniciativa de comenzar a estudiar las condiciones de trabajo en las plantaciones de piña surge a raíz de las denuncias que planteó el Sindicato de Trabajadores Rurales de Guaraçaí, en la región noreste del estado de São Paulo”, explicó la investigadora.
En una primera etapa del trabajo, Fundacentro realizó un análisis colectivo en el que identificó los diferentes problemas que enfrentan los trabajadores del sector.
“En el cultivo de piña, el gran problema que detectamos fue la falta de vínculo laboral formal de los trabajadores con las empresas. En su inmensa mayoría, las personas que se desempeñan en las plantaciones de piña no tienen ningún tipo de contrato que los ampare y por ende ningún tipo de derecho”, destaca Gonzaga.
Su trabajo como ergonomista tuvo especial destaque en el sector de corte de caña de azúcar, donde la investigación que llevó a cabo con corteros permitió reducir enfermedades ligadas al esfuerzo repetitivo con el uso de un guante que adhiere al mango del machete, impidiendo de esta forma los malos movimientos.
Desde 2013, Gonzaga lleva adelante una investigación en el área de cultivo de piña en el estado de São Paulo, donde los trabajadores reportaron innúmeros casos de picaduras de serpientes, sobre todo en la zona de cultivo de la fruta.
“La iniciativa de comenzar a estudiar las condiciones de trabajo en las plantaciones de piña surge a raíz de las denuncias que planteó el Sindicato de Trabajadores Rurales de Guaraçaí, en la región noreste del estado de São Paulo”, explicó la investigadora.
En una primera etapa del trabajo, Fundacentro realizó un análisis colectivo en el que identificó los diferentes problemas que enfrentan los trabajadores del sector.
“En el cultivo de piña, el gran problema que detectamos fue la falta de vínculo laboral formal de los trabajadores con las empresas. En su inmensa mayoría, las personas que se desempeñan en las plantaciones de piña no tienen ningún tipo de contrato que los ampare y por ende ningún tipo de derecho”, destaca Gonzaga.
Trabajadores librados a su suerte
Los patrones, ausentes
La experta relata que los trabajadores no contaban con agua potable para consumir, ni descanso para almorzar, y tampoco con sanitarios y los equipos de protección individual corrían por cuenta de los empleados. “Además la paga del salario se ajustaba a una tabla de productividad de la que nunca pudimos entender el mecanismo de contralor”, detalla.
Después de esta investigación algunas de estas condiciones fueron mejoradas pero en lo relativo a la protección individual, cuando se inició la investigación Gonzaga descubrió que no existía en el mundo, ningún tipo de protección para la picadura de animales ponzoñosos.
“En este caso, como en todo lo que refiere a Salud y Seguridad en el Trabajo, es muy importante que los trabajadores cuenten con el respaldo de un vínculo contractual, porque entonces tendrán, al menos un mínimo de derechos garantizados, pero cuando no existe ese vínculo, lo único que tiene el trabajador son obligaciones”.
“En el caso de las plantaciones de piña, el gran problema con la salud y seguridad de los trabajadores es la enorme cantidad de víboras y serpientes venenosas que los atacan”.
Después de sortear algunos inconvenientes burocráticos, la investigación está en la fase de experimentación práctica de diferentes equipos de protección individual (EPI), tanto de fabricación nacional como importados.
“Teníamos el desafío de comenzar a realizar pruebas prácticas para dar con un equipo de protección que resistiera el ataque de las serpientes. En este momento estamos realizando las pruebas con víboras en la Fundación Ezequiel Dias (Funed) de Minas Gerais para dar con un equipo que resista las picaduras y a la vez sea cómodo para que el trabajador desarrolle su tarea a diario”, indicó Gonzaga.
Después de esta investigación algunas de estas condiciones fueron mejoradas pero en lo relativo a la protección individual, cuando se inició la investigación Gonzaga descubrió que no existía en el mundo, ningún tipo de protección para la picadura de animales ponzoñosos.
“En este caso, como en todo lo que refiere a Salud y Seguridad en el Trabajo, es muy importante que los trabajadores cuenten con el respaldo de un vínculo contractual, porque entonces tendrán, al menos un mínimo de derechos garantizados, pero cuando no existe ese vínculo, lo único que tiene el trabajador son obligaciones”.
“En el caso de las plantaciones de piña, el gran problema con la salud y seguridad de los trabajadores es la enorme cantidad de víboras y serpientes venenosas que los atacan”.
Después de sortear algunos inconvenientes burocráticos, la investigación está en la fase de experimentación práctica de diferentes equipos de protección individual (EPI), tanto de fabricación nacional como importados.
“Teníamos el desafío de comenzar a realizar pruebas prácticas para dar con un equipo de protección que resistiera el ataque de las serpientes. En este momento estamos realizando las pruebas con víboras en la Fundación Ezequiel Dias (Funed) de Minas Gerais para dar con un equipo que resista las picaduras y a la vez sea cómodo para que el trabajador desarrolle su tarea a diario”, indicó Gonzaga.
Más casos que los registrados
Subnotificación obedece a informalidad
Jaracuçú, cascabel, y surucucú son las especies ponzoñosas que más atacan en las plantaciones de piña, causando, en muchos casos la muerte de trabajadores.
Consultada acerca de las cifras de accidentes fatales por picadura de serpientes, la investigadora señala que al ser tan alto el índice de informalidad en el sector, también es elevado el número de subnotificación de los casos.
“No hay como acceder a datos reales de muertes por picaduras de víboras en el trabajo. La falta de vínculo contractual con las empresas conduce a un porcentaje altísimo de subnotificaciones”, declara.
Según cifras oficiales, entre 2007 y 2013 hubo en Brasil 750.000 accidentes laborales involucrando serpientes. Para Gonzaga estas cifras no se condicen con la realidad.
La investigadora considera que en los establecimientos donde los trabajadores están organizados o tienen algún vínculo con los sindicatos, cuentan con un mejor respaldo para disminuir los accidentes laborales.
En febrero pasado, Maria Cristina Gonzaga presentó su investigación a la Secretaría de Asalariados Rurales de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Agricultura (Contag), con el objetivo de mejorar en el corto plazo, las penosas condiciones laborales de las personas que se desempeñan en el cultivo y cosecha de piña en Brasil.
Consultada acerca de las cifras de accidentes fatales por picadura de serpientes, la investigadora señala que al ser tan alto el índice de informalidad en el sector, también es elevado el número de subnotificación de los casos.
“No hay como acceder a datos reales de muertes por picaduras de víboras en el trabajo. La falta de vínculo contractual con las empresas conduce a un porcentaje altísimo de subnotificaciones”, declara.
Según cifras oficiales, entre 2007 y 2013 hubo en Brasil 750.000 accidentes laborales involucrando serpientes. Para Gonzaga estas cifras no se condicen con la realidad.
La investigadora considera que en los establecimientos donde los trabajadores están organizados o tienen algún vínculo con los sindicatos, cuentan con un mejor respaldo para disminuir los accidentes laborales.
En febrero pasado, Maria Cristina Gonzaga presentó su investigación a la Secretaría de Asalariados Rurales de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Agricultura (Contag), con el objetivo de mejorar en el corto plazo, las penosas condiciones laborales de las personas que se desempeñan en el cultivo y cosecha de piña en Brasil.