26
Septiembre
2016
Brasil | Sindicatos | DIVERSIDAD

“Hay que cambiar desde la raíz”

Los sindicatos atrapados en el economicismo y cerrados a la sociedad

En Forquilhinha, Gerardo Iglesias
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Jucelia Vargas de Jesús | Fotos: Gerardo Iglesias

La Rel dialogó con la presidenta del Sindicato de Servidores Públicos de Criciúma y Región para conocer su opinión, que resultó de una inhabitual firmeza y solidez política, sobre la actividad y los desafíos que representa convocar y convivir con las diferencias defendiendo la igualdad desde los sindicatos.
-¿Qué evaluación realizas sobre este seminario?
-Creo que sin dudas representa un gran desafío para el movimiento sindical en su conjunto, porque mueve cimientos.

En su génesis estructural el sindicalismo, hay que decir antes que nada, no fue hecho para las mujeres. Su organización estuvo y está pensada desde y para los hombres, no para las mujeres que tenemos doble o a veces triple jornada, imagínate entonces para otros colectivos como el LGTB.

A lo anterior hay que añadir, que el sindicalismo, aun siendo un movimiento que se formó con el objetivo de transformar la sociedad, de trabajar en varios frentes, con el paso del tiempo quedó atrapado en unas pocas cuestiones economicistas.

Los dirigentes sindicales creyeron, y cayeron en la trampa, que mejorando los salarios se mejoraba todo lo demás y se lograría alcanzar una sociedad más inclusiva para todos…

-Pero a la luz de los acontecimientos quedamos lejos de ese objetivo...
-Sí, porque la clase obrera también tiene otros intereses y otros matices: razas, credos, orientación sexual, capacidades diferentes, etc.

Entonces, si los dirigentes no somos capaces de incluir en las plataformas de trabajo a estos colectivos y sus intereses, no vamos a lograr esa transformación social que queremos y mucho menos una clase obrera, feliz.

Porque la felicidad no se logra apenas con buenos salarios, también requiere reconocimiento, espacios de empoderamiento y hoy en este seminario logramos avanzar algo de esto que te menciono.

-¿Por ejemplo?
-Nos detuvimos para ver y acercarnos a este colectivo LGTB, que resulta tan difícil para el movimiento sindical, porque nosotros también somos fruto de esta sociedad racista, machista y prejuiciosa y tenemos sobre todo un gran desconocimiento sobre este tema, sobre el uso que hacemos del lenguaje por ejemplo.

Tenemos que detenernos y comprender cómo la utilización de cierta terminología de uso diario es distorsionada y se materializa en prejuicio y discriminación.

El sindicato un punto de encuentro
El gran desafío
-¿Qué fue lo que más te impactó?
-Los testimonios de estos compañeros y compañeras que son antes que nada, trabajadores que no quieren más que contribuir a las tareas de mejorar las condiciones laborales y salariales, pero también quieren ser vistos como personas, con sus sentimientos, personas que quieren amar y ser amadas con respeto, sin que su orientación sexual sea motivo para que los juzguen peor o mejor que los demás.

-Y el Sindicato que debería ser el punto de encuentro para todos y todas…
-…No lo es. Se torna en una nueva barrera que debe ser derribada en varias instancias.

En las negociaciones colectivas, en las movilizaciones, en mantener las puertas abiertas a todos y todas.

No podemos hacer una manifestación con altoparlantes y repetir lo mismo siempre sin pensar en nuevas estrategias y políticas de trabajo que incluyan a los jóvenes, a las mujeres, al colectivo LGTB.

Es imperioso promover cambios en ese sentido, renovarnos.

Este debate que dimos hoy nos mostró perspectivas de los inmensos desafíos que tenemos como sindicatos, si realmente queremos ser representativos de nuestros sectores tenemos que entender que la igualdad que debemos considerar está en los derechos y en el respeto por las diferencias.

Tratar la diversidad con políticas específicas de inclusión que son cada día más necesarias, salirnos del discurso y plantarnos en la práctica.

Ni hablar, que espacios como éste permiten además una suerte de liberación para esas personas y un lugar donde encontrarse y compartir con otros sus experiencias, de desahogarse, de darse cuenta que no están solos ni solas, que no fueron los únicos a quienes los padres no entendieron, o los compañeros discriminaron por ser diferentes.

Es un gran paso que el sindicato sea el que ofrezca estos espacios.

-¿Cuáles son los principales desafíos que tiene el movimiento sindical brasileño, que evidentemente no está en su mejor momento?
-Antes que nada creo en el sindicato, a pesar que muchas organizaciones se han alineado a la política partidaria y han perdido autonomía en ese proceso, todavía creo en él.

Personalmente considero que los sindicatos son espacios, desde donde se pueden generar cambios, transformaciones profundas para una sociedad más equitativa y más justa y por consiguiente un mundo mejor.

Para ello hay que cambiar desde la raíz.