21
Junio
2017
Con Rubens Germano
El rol de la Feraesp en un Brasil sin rumbo
Más inclusión, organización, democracia y transparencia
En Piratininga, Gerardo Iglesias

Foto: Gerardo Iglesias
Fue electo secretario de Finanzas y Administración en el pasado Congreso de la Federación de Empleados Rurales Asalariados del Estado de São Paulo (Feraesp), realizado en marzo último. A los 12 años comenzó a trabajar en los cañaverales junto a su padre y a los 15 obtuvo su primer registro como trabajador rural. Hace 20 años milita activamente en el ámbito sindical. En esta entrevista habla sobre los cambios producidos en la agroindustria, las modalidades de trabajo, la relación sindicato-partido y la refundación de la federación sobre nuevas bases.
-¿Han cambiado las condiciones de trabajo en el sector azucarero?
-Cuando yo empecé, las condiciones eran muy precarias, No contábamos ni con lo mínimo, las botas de trabajo las sacábamos del basurero de los frigoríficos, no teníamos jarras térmicas para llevar algo para beber y debíamos comprar los machetes con los que cortábamos la caña.
Luego, por la actuación de los sindicatos las condiciones, habían mejorado bastante, sobre todo en rubros como salud y seguridad. Pero en los últimos años se está viendo un nuevo retroceso, un retorno a la precariedad en algunas partes del proceso porque la explotación no cesa y encuentra siempre nuevas formas para masacrar a la gente.
-Desde las empresas y gobiernos de turno se aplaudió la llegada de las cosechadoras y escuchamos múltiples argumentos en favor del trabajo decente. Ahora los trabajadores bajan de las máquinas con el cuerpo hecho pedazos…
-Como decía, la explotación es la misma, estés cortando con un machete o encima de una máquina. La intensidad de la labor no ha cambiado. Lo que sucede es que antes las lesiones que sufríamos los corteros tenían más visibilidad.
Eso no quita que no haya lesiones; las hay porque el ritmo de trabajo continúa y las metas que la industria impone son masacrantes.
-Cuando yo empecé, las condiciones eran muy precarias, No contábamos ni con lo mínimo, las botas de trabajo las sacábamos del basurero de los frigoríficos, no teníamos jarras térmicas para llevar algo para beber y debíamos comprar los machetes con los que cortábamos la caña.
Luego, por la actuación de los sindicatos las condiciones, habían mejorado bastante, sobre todo en rubros como salud y seguridad. Pero en los últimos años se está viendo un nuevo retroceso, un retorno a la precariedad en algunas partes del proceso porque la explotación no cesa y encuentra siempre nuevas formas para masacrar a la gente.
-Desde las empresas y gobiernos de turno se aplaudió la llegada de las cosechadoras y escuchamos múltiples argumentos en favor del trabajo decente. Ahora los trabajadores bajan de las máquinas con el cuerpo hecho pedazos…
-Como decía, la explotación es la misma, estés cortando con un machete o encima de una máquina. La intensidad de la labor no ha cambiado. Lo que sucede es que antes las lesiones que sufríamos los corteros tenían más visibilidad.
Eso no quita que no haya lesiones; las hay porque el ritmo de trabajo continúa y las metas que la industria impone son masacrantes.
Una presión insoportable
Si un trabajador no alcanza la meta todos pierden
-La doctora Maria Maeno responsabiliza al bajo piso salarial por el deterioro de la salud y accidentalidad que sufren los trabajadores y trabajadoras…
-Tiene razón. Hay que alcanzar una serie de metas y objetivos impuestos por las empresas para alcanzar un mejor salario.
Estas metas, en el sector azucarero, son aplicadas de forma colectiva. Si un trabajador no cumple con esas metas, todos los demás que laboran en el mismo sector se quedan sin el cobro de ese plus.
Esta organización del trabajo vinculada a las metas, hace que el trabajador no pueda siquiera faltar cuando está enfermo, porque los demás compañeros ejercen una presión extra a la que despliega la empresa.
Y esa presión sale de las plantaciones y se instala en la casa, impactando en la propia familia, porque se llega cansado, con fuertes dolores y un gran estrés.
Volviendo a la mecanización, este proceso se dio de forma vertiginosa y trajo aparejada consecuencias varias.
Los sindicatos no estuvimos preparados para ayudar a estos compañeros de forma integral. El movimiento sindical rural no supo o no pudo acompasar el ritmo de cambio de la industria azucarera y las nuevas enfermedades profesionales que aparejó.
Este es uno de los grandes desafíos que nos planteamos en la conducción de la Feraesp: poder acompañar estas nuevas problemáticas del mercado laboral de la caña de azúcar.
Por otra parte hay empresas que no han logrado que el proceso de mecanización de la plantación de caña sea efectivo y están volviendo a usar mano de obra para acomodar los surcos.
Este es el debate que la Feraesp tiene que enfrentar. A esto se ha sumado el proceso de concentración: hoy grandes compañías, en su mayoría transnacionales, desconocen leyes locales, no respetan el ambiente ni a las organizaciones sindicales.
Un grupo económico que es dueño de 23 usinas en el país, cuando tiene que negociar lo hace con unos 40 sindicatos, pero exige que la negociación sea con cada organización sindical por separado y no con todos juntos.
Ahí identificamos otro desafío: luchar por una negociación nacional para todos los trabajadores y trabajadoras de una misma empresa.
-Tiene razón. Hay que alcanzar una serie de metas y objetivos impuestos por las empresas para alcanzar un mejor salario.
Estas metas, en el sector azucarero, son aplicadas de forma colectiva. Si un trabajador no cumple con esas metas, todos los demás que laboran en el mismo sector se quedan sin el cobro de ese plus.
Esta organización del trabajo vinculada a las metas, hace que el trabajador no pueda siquiera faltar cuando está enfermo, porque los demás compañeros ejercen una presión extra a la que despliega la empresa.
Y esa presión sale de las plantaciones y se instala en la casa, impactando en la propia familia, porque se llega cansado, con fuertes dolores y un gran estrés.
Volviendo a la mecanización, este proceso se dio de forma vertiginosa y trajo aparejada consecuencias varias.
Los sindicatos no estuvimos preparados para ayudar a estos compañeros de forma integral. El movimiento sindical rural no supo o no pudo acompasar el ritmo de cambio de la industria azucarera y las nuevas enfermedades profesionales que aparejó.
Este es uno de los grandes desafíos que nos planteamos en la conducción de la Feraesp: poder acompañar estas nuevas problemáticas del mercado laboral de la caña de azúcar.
Por otra parte hay empresas que no han logrado que el proceso de mecanización de la plantación de caña sea efectivo y están volviendo a usar mano de obra para acomodar los surcos.
Este es el debate que la Feraesp tiene que enfrentar. A esto se ha sumado el proceso de concentración: hoy grandes compañías, en su mayoría transnacionales, desconocen leyes locales, no respetan el ambiente ni a las organizaciones sindicales.
Un grupo económico que es dueño de 23 usinas en el país, cuando tiene que negociar lo hace con unos 40 sindicatos, pero exige que la negociación sea con cada organización sindical por separado y no con todos juntos.
Ahí identificamos otro desafío: luchar por una negociación nacional para todos los trabajadores y trabajadoras de una misma empresa.
Los desafíos de la Feraesp
Reorganizar los sindicatos, la prioridad
-¿Cómo se preparan para enfrentar esta nueva realidad?
-Debemos reposicionar a la Feraesp ante los trabajadores y trabajadoras del sector y las organizaciones sindicales de referencia, no solo del estado de Sao Paulo sino en todo el país y también en el mundo ya que el sector agroindustrial es global.
Feraesp sufrió un cambio estructural que yo evalúo como positivo. Necesitamos rescatar nuestra organización en el campo, quitarles el poder a los coroneles que usurparon los sindicatos y volver a ser un referente.
El cortero de caña de azúcar tuvo un auge a fines de los años 1990, cuando la Feraesp contaba con apenas ocho sindicatos. En ese entonces los trabajadores cañeros no teníamos conciencia sobre la expansión del agronegocio y su poder y los enfrentábamos con osadía. Debemos volver a eso, a creer en nosotros mismos y articularnos con otras fuerzas.
Asumimos hace muy poco tiempo y ya recibimos decenas de manifestaciones de solidaridad y respaldo como nueva directiva. Hay muchos trabajadores y trabajadoras con una gran expectativa para esta nueva etapa, colmarlas será nuestro principal compromiso.
-¿La Feraesp continúa viva a pesar de los coroneles que la usurparon por un buen tiempo..?
-Este último año no fue fácil. Primero tuvimos que enfrentar el anterior presidente, Elio Neves, acusado de desviar fondos de la institución.
Repensar el proyecto, buscar las formas de refundarnos son ahora nuestros objetivos principales.
Cuando hablamos de un nuevo posicionamiento a nivel nacional, pensamos que la Feraesp puede contribuir con la Confederación Nacional de Asalariados Rurales (Contar), sobre todo en lo que refiere a la migración interna de trabajadores y trabajadoras.
Si en el pasado Sao Paulo fue un estado receptor de mano de obra migrante, ahora este fenómeno migratorio se extiende por varias regiones del país.
-Debemos reposicionar a la Feraesp ante los trabajadores y trabajadoras del sector y las organizaciones sindicales de referencia, no solo del estado de Sao Paulo sino en todo el país y también en el mundo ya que el sector agroindustrial es global.
Feraesp sufrió un cambio estructural que yo evalúo como positivo. Necesitamos rescatar nuestra organización en el campo, quitarles el poder a los coroneles que usurparon los sindicatos y volver a ser un referente.
El cortero de caña de azúcar tuvo un auge a fines de los años 1990, cuando la Feraesp contaba con apenas ocho sindicatos. En ese entonces los trabajadores cañeros no teníamos conciencia sobre la expansión del agronegocio y su poder y los enfrentábamos con osadía. Debemos volver a eso, a creer en nosotros mismos y articularnos con otras fuerzas.
Asumimos hace muy poco tiempo y ya recibimos decenas de manifestaciones de solidaridad y respaldo como nueva directiva. Hay muchos trabajadores y trabajadoras con una gran expectativa para esta nueva etapa, colmarlas será nuestro principal compromiso.
-¿La Feraesp continúa viva a pesar de los coroneles que la usurparon por un buen tiempo..?
-Este último año no fue fácil. Primero tuvimos que enfrentar el anterior presidente, Elio Neves, acusado de desviar fondos de la institución.
Repensar el proyecto, buscar las formas de refundarnos son ahora nuestros objetivos principales.
Cuando hablamos de un nuevo posicionamiento a nivel nacional, pensamos que la Feraesp puede contribuir con la Confederación Nacional de Asalariados Rurales (Contar), sobre todo en lo que refiere a la migración interna de trabajadores y trabajadoras.
Si en el pasado Sao Paulo fue un estado receptor de mano de obra migrante, ahora este fenómeno migratorio se extiende por varias regiones del país.
Independencia política de clase y transparencia
Principios fundamentales
-¿El movimiento sindical ha perdido credibilidad?
-Confiamos mucho en los gobiernos anteriores y nos quedamos como enyesados. Los trabajadores y las trabajadoras se desmotivaron y perdieron la confianza en los sindicatos y en sus dirigentes, lo que limitó nuestra incidencia en las movilizaciones.
Hemos perdido en todos los gobiernos, de izquierda y de derecha. Ahora está mucho más descarada la cosa, pero la precarización de los trabajadores y trabajadoras rurales es un proceso que viene de antes.
Los gobiernos del PT no realizaron cambios estructurales y ahora el gobierno de Michel Temer viene por nosotros y nuestras conquistas. Por eso estamos contra la reformas de la previsión social y laboral.
-¿Qué errores Feraesp no deberá cometer para llevar adelante su nuevo proyecto?
-La falta de transparencia fue un grave error que como secretario de Finanzas y Administración trabajaré para subsanar.
La idea es reunir al Consejo Fiscal una vez al mes -en lugar de cada seis meses- y poder colgar los balances contables en el sitio web de la federación, como primeras medidas de transparencia en la gestión de los recursos.
Pasamos de cinco a nueve secretarías, de 16 a 24 integrantes de la junta directiva en esta gestión, abriendo el espectro de acción para todos, compañeros y compañeras.
Tenemos que sentirnos orgullosos de ser trabajadores y trabajadoras rurales, no podemos olvidar nuestro origen y en ese sentido queremos fomentar una organización inclusiva. Para eso será necesario organizar seccionales sindicales en los principales municipios del estado.
No podemos centralizarnos tanto, son 655 municipios en Sao Paulo, el desafío es enorme pero no imposible.
Queremos rescatar la historia de la Feraesp para que los jóvenes integrantes sepan cómo se gestó esta organización, todo lo que costó, como forma de valorar un pasado de conquistas para encarar un presente de lucha.
-Confiamos mucho en los gobiernos anteriores y nos quedamos como enyesados. Los trabajadores y las trabajadoras se desmotivaron y perdieron la confianza en los sindicatos y en sus dirigentes, lo que limitó nuestra incidencia en las movilizaciones.
Hemos perdido en todos los gobiernos, de izquierda y de derecha. Ahora está mucho más descarada la cosa, pero la precarización de los trabajadores y trabajadoras rurales es un proceso que viene de antes.
Los gobiernos del PT no realizaron cambios estructurales y ahora el gobierno de Michel Temer viene por nosotros y nuestras conquistas. Por eso estamos contra la reformas de la previsión social y laboral.
-¿Qué errores Feraesp no deberá cometer para llevar adelante su nuevo proyecto?
-La falta de transparencia fue un grave error que como secretario de Finanzas y Administración trabajaré para subsanar.
La idea es reunir al Consejo Fiscal una vez al mes -en lugar de cada seis meses- y poder colgar los balances contables en el sitio web de la federación, como primeras medidas de transparencia en la gestión de los recursos.
Pasamos de cinco a nueve secretarías, de 16 a 24 integrantes de la junta directiva en esta gestión, abriendo el espectro de acción para todos, compañeros y compañeras.
Tenemos que sentirnos orgullosos de ser trabajadores y trabajadoras rurales, no podemos olvidar nuestro origen y en ese sentido queremos fomentar una organización inclusiva. Para eso será necesario organizar seccionales sindicales en los principales municipios del estado.
No podemos centralizarnos tanto, son 655 municipios en Sao Paulo, el desafío es enorme pero no imposible.
Queremos rescatar la historia de la Feraesp para que los jóvenes integrantes sepan cómo se gestó esta organización, todo lo que costó, como forma de valorar un pasado de conquistas para encarar un presente de lucha.