02
Marzo
2017
8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora
Las mujeres pararán para hacerse visibles
Patricia Alonso
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Ilustración: Rel-UITA
Este 8 de Marzo, la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora tendrá una impronta muy especial, con la organización del Primer Paro Internacional de Mujeres.
Esta fecha, que siempre nos recuerda a aquellas mujeres que lucharon por el reconocimiento de sus derechos como trabajadoras, nos propone reflexionar sobre las conquistas obtenidas, pero también sobre cuánto nos falta alcanzar.
Todos los días nos sorprende la noticia de un nuevo femicidio. Obviamente, la sociedad toda lo repudia, pero sin entender que este fenómeno no es más que la punta del iceberg de una larga, interminable, injustificada y por momentos imperceptible cadena de pequeñas y grandes violencias a las que las mujeres nos vemos sometidas en forma cotidiana.
Esta violencia no es otra cosa que la más amplia y concreta violación de derechos humanos al colectivo de mujeres.
En un mundo regido por el “mercado”, donde la instalación de políticas liberales parecen dictar las soluciones con recetas fracasadas que solo lograron despojarnos de nuestras conquistas sociales, las mujeres trabajadoras sufrimos aún más este atropello.
Si la informalidad laboral crece, son las mujeres las que registran los mayores índices de precarización, porque son ellas las que realizan los peores trabajos con los peores salarios.
Los índices más altos y las formas más aberrantes de violencia laboral se concentran a su vez en las mujeres trabajadoras.
Si el desarrollo de políticas económicas nos sume en guarismos inflacionarios que cercenan nuestro poder adquisitivo, son las mujeres las que ven menguada en mayor grado su capacidad de compra.
Más aún en América Latina, donde la brecha salarial de género es de 27 por ciento.
Si continuamos sin valorizar el trabajo no remunerado que realizan las mujeres diariamente, seguiremos produciendo más, trabajando más y cobrando menos.
Si nuestra representación en estamentos de decisión sólo es sostenida desde una normativa de cupo, sin reconocer nuestras capacidades e idoneidad, en una esfera de igualdad, nada cambiará.
Si persistimos en recitar que la igualdad de género es una prioridad como una verdad de Perogrullo, sin establecer políticas públicas que aseguren un cambio en la estructura machista de pensamiento, nada cambiará.
Las mujeres debemos hacemos visibles, y por ello pararemos el 8 de Marzo.
Todos los días nos sorprende la noticia de un nuevo femicidio. Obviamente, la sociedad toda lo repudia, pero sin entender que este fenómeno no es más que la punta del iceberg de una larga, interminable, injustificada y por momentos imperceptible cadena de pequeñas y grandes violencias a las que las mujeres nos vemos sometidas en forma cotidiana.
Esta violencia no es otra cosa que la más amplia y concreta violación de derechos humanos al colectivo de mujeres.
En un mundo regido por el “mercado”, donde la instalación de políticas liberales parecen dictar las soluciones con recetas fracasadas que solo lograron despojarnos de nuestras conquistas sociales, las mujeres trabajadoras sufrimos aún más este atropello.
Si la informalidad laboral crece, son las mujeres las que registran los mayores índices de precarización, porque son ellas las que realizan los peores trabajos con los peores salarios.
Los índices más altos y las formas más aberrantes de violencia laboral se concentran a su vez en las mujeres trabajadoras.
Si el desarrollo de políticas económicas nos sume en guarismos inflacionarios que cercenan nuestro poder adquisitivo, son las mujeres las que ven menguada en mayor grado su capacidad de compra.
Más aún en América Latina, donde la brecha salarial de género es de 27 por ciento.
Si continuamos sin valorizar el trabajo no remunerado que realizan las mujeres diariamente, seguiremos produciendo más, trabajando más y cobrando menos.
Si nuestra representación en estamentos de decisión sólo es sostenida desde una normativa de cupo, sin reconocer nuestras capacidades e idoneidad, en una esfera de igualdad, nada cambiará.
Si persistimos en recitar que la igualdad de género es una prioridad como una verdad de Perogrullo, sin establecer políticas públicas que aseguren un cambio en la estructura machista de pensamiento, nada cambiará.
Las mujeres debemos hacemos visibles, y por ello pararemos el 8 de Marzo.
NOSOTRAS NOS ORGANIZAMOS para cambiarlo todo.
Porque ESTAMOS PARA NOSOTRAS,
Porque VIVAS y LIBRES NOS QUEREMOS.
Porque LA SOLIDARIDAD ES NUESTRA ARMA.