25
Noviembre
2015
España | HRCT | CAMARERAS

Explotadas, exprimidas y desechadas

Eugenio Fernández (Canarias-semanal.org)
20151125 Camareras españa 714

Foto: Giorgio Trucchi

En una zona de España en la que la crisis no se hace sentir, al menos en el turismo, las empresas hoteleras tensan al máximo la cuerda del aguante de los trabajadores, en particular de su categoría más vulnerable, el de las camareras de piso, acentuando la tercerización y la precarización y aumentando los ritmos de labor. La Rel reproduce a continuación una nota publicada en abril último en la página web Canarias semanal.
Los datos del Turismo en Canarias reflejan una situación que, para los grandes touroperadores y los empresarios nada tiene que ver con cualquier tipo de crisis. 

En 2014 se volvió a batir en el archipiélago el récord de visitantes, con casi 13 millones de turistas recibidos.
 
Del mismo modo, el gasto turístico se anotó un nuevo tope. Los visitantes extranjeros se dejaron en sus vacaciones en las islas 12.444 millones de euros, un 6,6 por ciento más que en 2013, la cifra más alta de la historia de acuerdo a los datos facilitados por el Ministerio de Industria y Turismo.

Los multimillonarios beneficios de los hoteleros, sin embargo, no se han visto traducidos en un descenso significativo del número de desempleados en el sector. 

La estrategia seguida por la patronal hotelera ha consistido en maximizar beneficios haciendo trabajar a los empleados más tiempo por un menor salario, y precarizando aún más sus condiciones laborales.

El ejemplo paradigmático de esta situación lo ofrecen las camareras de piso, probablemente la categoría laboral sometida a una mayor explotación en el sector turístico.

“La situación siempre ha sido extrema, pero con la llegada de la crisis, los empresarios y las grandes cadenas hoteleras se han aprovechado un poco más”, declaraba a este respecto Josefa Mederos, empleada de un hotel del sur de Gran Canaria, a un periódico de ámbito estatal.

El suyo no es un caso excepcional.  La mayoría de las 15.000 mujeres canarias empleadas en el Turismo no se atreven a denunciar públicamente dando sus nombres.

Sometidas a la más absoluta precariedad, son conscientes de que sus contratos temporales no serán renovados "si se atreven a abrir la boca para protestar".

Josefa lleva 15 años limpiando y ordenando habitaciones.  Hace 16 cada día, pero confiesa que ha llegado a limpiar hasta 21, ocho o nueve de ellas de salida. “Las habitaciones de salida - explica - son las de marcha definitiva del cliente, a la que hay que dedicar más tiempo y esfuerzo”.

Sindicatos y trabajadoras denuncian que el incremento de la sobrecarga de trabajo que éstas se ven obligadas a realizar está motivado por el alto grado de eventualidad que se da en el sector. 

Según el Observatorio de Empleo de Canarias, Obecan, en islas como Tenerife el 90 por ciento de los empleos que se crearon en la hostelería en 2014 fueron temporales.

“Antes se contrataban a jornada completa y ahora se contratan a media jornada.  Se ha impuesto la moda del dos por una”, sostiene Mederos.

“A los empresarios les sale más rentable. Dos limpiadoras por cuatro horas les rinden mucho más. Mientras en una jornada de ocho horas una empleada puede hacer unas 17 habitaciones, a las que trabajan a media jornada les asignan 12 o 13.  Se valen de que vamos a aguantar lo que nos echen”, confirma Mary Ramírez, de 37 años, limpiadora en un hotel de Gran Canaria desde hace más de una década.

“Pocas aguantamos hasta los sesenta”
Un trabajo desgastante
Y lo que deben aguantar son jornadas de trabajo extenuantes que no tardan en pasarles factura.

El listado de dolencias que padecen es extenso: dolores en las cervicales, en lumbares, en rodillas y tobillos...

Muchas han de trabajar con guantes porque se les agrietan las palmas de las manos a causa de los potentes productos que se utilizan en la limpieza de las habitaciones. En cuanto a las muñecas, la lesión más común es la del túnel carpiano.

“Se te duerme la mano de torcer paños y la fregona.  Psicológicamente te afecta mucho porque están muy encima de ti y acabas desquiciada”, apunta una compañera de Josefa.

“Cuando llegas a casa te duele todo.  Nuestra calidad de vida es cero.  Lo malo es que va pasando el tiempo y piensas, 'otra jornada más', y así vas lidiando con el trabajo y con tu vida”, cuenta Mary Ramírez.

“¡Pocas llegan a los 60 aguantando este ritmo frenético! Los dolores no nos permiten seguir”, añade.

Los sindicatos confirman que se está produciendo un abandono prematuro en los últimos años de buena parte de las mujeres que trabajan como camareras de piso, una circunstancia que acrecienta su precariedad económica al reducirse la cantidad que recibirán en concepto de pensión de jubilación.


Cinismo patronal
“Los empresarios queremos magnificar los beneficios”
“Los ritmos de trabajo son tan elevados que una camarera, con tal de salir a su hora, no baja ni a comer ni se detiene para ir al baño.  Suelen sacrificar hasta los días de libranza”, afirma el responsable de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras en las islas, Miguel Guerrero.

Los empresarios, por su parte, hacen oídos sordos a estas reclamaciones, amparados en una legislación elaborada a la medida de sus intereses.

Aseguran “ignorar” la situación de precariedad que denuncian empleadas y sindicatos.

“No tengo conocimiento de estas circunstancias.  Puede que se dé algún caso puntual, pero el convenio colectivo de la hostelería es muy riguroso”, dice el presidente de la Patronal Hotelera de Fuerteventura, Vicente Hormiga.

De similar manera se manifiesta el gerente de la patronal hotelera de la provincia tinerfeña, Ashotel, Juan Pablo González.  “Es un trabajo sacrificado, pero en la provincia tinerfeña hemos alcanzado un acuerdo con las grandes cadenas para fijar un máximo de habitaciones por jornada”.

El representante de la patronal, sin embargo, no duda en defender la política de contratación de los establecimientos que incrementa la explotación de las empleadas.

“El empresario lo que quiere es magnificar sus beneficios. La contratación eventual no es ilegal”,  reconoce González.

 

 


Primero quiero agradecer a Alba Sud, a UGT, a Comisiones Obreras, a la UITA y especialmente a Ernest. Mis compañeras ya han explicado muy bien la situación de superexplotación a las que son sometidas las camareras, así que me gustaría hablar de por qué estamos en estas condiciones, pero antes quiero contarles qué sucedió cuando Ernest comenzó a hacerme la entrevista.
Enseguida que nos reunimos le dije que no era la persona indicada para la nota, ya que a mí no me pasaba nada de lo que describían las demás entrevistadas. Mi situación es completamente distinta, le dije, y Ernest con su voz dulce me insiste: “no Pepi, tú di lo que te pasa”.
Gracias a eso perdí el complejo de contar lo que me pasaba y mi complejo se transformó en argumento. Es el camino necesario para recuperarnos y continuar.
En mi hotel yo lucho contra la explotación, no contra la superexplotación como mis compañeras, porque soy fija y gano 1.400 euros. Mis condiciones de trabajo son excelentes. A pesar de que el ritmo es intenso no se nos exige más de lo que podemos hacer.
Y por eso es que yo no quería contar mi historia. No quería denunciar a la empresa que me da trabajo en estas condiciones hasta que me di cuenta que era necesario contar la historia para tomar conciencia que es en la unidad que reside la fortaleza.