La gente llegó desde muy temprano a los alrededores del Estadio Nacional de Tegucigalpa, en el combativo Barrio Morazán, donde Xiomara Castro asumió como presidenta.
No fueron acarreados por las estructuras partidarias, allí estuvieron y fueron miles, por propia decisión sabiendo que se trataba de un momento histórico donde por primera vez una mujer en 200 años llegaba a la presidencia de la República.
Estuvieron allí y abarrotaron las instalaciones del Estadio para apoyar a Xiomara, que llega al poder en un país que ella describe como “tragedia nacional”, donde la robadera no conoció límites.
Xiomara y su gobierno tienen la misión de refundar la Nación, construir un estado de bienestar y comenzar la demolición del narcoestado del que, Juan Orlando Hernández (JOH), el expresidente, fue su principal arquitecto.
