En un escenario de fiesta y júbilo, mezclando algarabía, memoria, dolor y exigencia de verdad y justicia para las víctimas y los caídos, Xiomara Castro fue juramentada, convirtiéndose en la primera mujer presidenta de Honduras y acabando con 200 años de bipartidismo.
Después de décadas de violencia, represión, saqueo, venta de territorio y soberanía, criminalización de la protesta y violación sistemática de los derechos humanos, el pueblo hondureño vuelve a ver la luz, cargado de esperanza.
En su discurso, la flamante mandataria no ocultó lo difícil que va a ser refundar un país quebrado institucional y económicamente, sin embargo, aseguró que procederá a paso firme, con el pueblo, en especial las mujeres, como su principal aliado.
“Refundar es una misión imprescindible e irrenunciable con la que debemos estar comprometidas, acompañadas de la voz y la opinión del pueblo”, dijo.
“La refundación – continuó – comienza por el restablecimiento al respeto del ser humano. La inviolabilidad de la vida, la seguridad de ciudadanos y ciudadanas, no más escuadrones de la muerte, no más silencio ante los femicidios, no más violencia contra las mujeres.
Voy con todas mis fuerzas para cerrar las brechas y generar las condiciones para que nuestras niñas puedan desarrollarse plenamente y vivir en un país libre de violencia. Mujeres hondureñas, no les voy a fallar. Voy a defender sus derechos. ¡Cuenten conmigo!”, concluyó.