El pasado 11 de enero, el Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria y Similares (STAS), Fyffes/Sumitomo y sus subsidiarias en Honduras –Suragroh y Melexsa– alcanzaron un primer acuerdo que sentaba las bases para negociar colectivamente.
Entre otros puntos, la transnacional frutera accedió a reconocer al STAS como representante legítimo de afiliados y afiliadas a su subseccional, y a contratar a más de 60 trabajadoras y trabajadores que habían sido discriminados por afiliarse al sindicato.
También acordaron reunirse nuevamente el 21 de enero para firmar el Reglamento de Debates, estableciendo el 5 de febrero como fecha de inicio de la negociación colectiva.
Lamentablemente todo esto quedó en papel mojado.
«Las compañeras y compañeros que habían sido discriminados nunca fueron recontratados. Llegaron tres veces a la empresa y se les negó el acceso.
Para colmo, la última vez encontraron el lugar tomado por cientos de personas que, de forma muy agresiva y agitando carteles contra el STAS, los obligaron a retroceder», informó a La Rel, Ahrax Mayorga, asesor del STAS.
Días después, la directiva del STAS recibió una carta enviada por el sindicato blanco Sintrasuragroh, donde, con tono amenazante, se le avisa que no se permitirá el acceso de afiliados y directivos del STAS a la empresa.
Asimismo, se asegura que será dicho sindicato patronal el que irá a negociar colectivamente con Suragroh (Fyffes/Sumitomo).
“Todo es una farsa. Ya tenemos la documentación que demuestra que los directivos de este dizque sindicato son empleados de confianza, entre otros, jefes de fincas, de áreas y de departamentos, y que devengan salarios inalcanzables para cualquier trabajador”, explicó Mayorga.
El también secretario de Comunicación de la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria (Festagro) dijo que, después de la agresión, ha recrudecido el acoso y hostigamiento a afiliados y afiliadas al STAS que viven en comunidades cercanas a las plantaciones.
“Es evidente que la empresa tenía preparado un plan que persigue dos objetivos: por un lado mostrar que está cumpliendo con las leyes y convenios internacionales, garantizando la libertad de asociación y negociación colectiva.
Por el otro, quiere trasladar el conflicto a los trabajadores, echándolos a pelear.
De esta manera -continuó Mayorga– Fyffes/Sumitomo pretende recuperar la confianza de aquellas organizaciones internacionales, como la ETI1 y Fair Trade USA2, que la han sancionado por repetidas violaciones de los derechos laborales y sindicales”, explicó.
Después de cancelar la reunión del 21 de enero, las partes se reunieron de manera informal y la transnacional advirtió que ya no hay condiciones para respetar el acuerdo firmado, e invitó a dirimir el conflicto con los otros sindicatos.
“A Fyffes/Sumitomo se le cayó la máscara y reveló su verdadera cara. No nos vamos a prestar a este juego.
Juntos a las organizaciones aliadas, entre ellas la UITA, vamos a recrudecer la protesta y la campaña de denuncia internacional”, concluyó Mayorga.
Ahrax Mayorga | Foto: Giorgio Trucchi
En Tegucigalpa, Giorgio Trucchi
1 Iniciativa de Comercio Ético (ETI)
2 Certificadora de productos del Comercio Justo en los Estados Unidos