“Tenemos una de las carnes mejor pagadas del mundo. Lástima que no tenemos la vaca para mandarla”, declaró Muñoz en una entrevista con el diario El Observador.
La industria frigorífica emplea actualmente en Uruguay a unas 11.000 personas, pero 600 de ellas están actualmente en el seguro de desempleo por la caída de la actividad producto de que “se están matando cada vez más vacas en menos horas”.
Aunque el Frigorífico Carrasco volvió a convocar a unos 600 trabajadores, el Canelones envió al mismo número a seguro de desempleo. Ambos pertenecen al grupo brasileño Minerva.
El tiempo trabajado en los frigoríficos es cada vez menor y si los ritmos de exportaciones de ganado en pie se mantienen seguirá reduciéndose, señaló el sindicalista.
“En dos años se exportaron 700.000 animales en pie. Es criminal”, dijo.
La consecuencia directa de esa tendencia, que se mantiene a grandes rasgos a pesar de que una intervención muy tibia de parte del Estado para limitarla, es una falta de materia prima y un aumento del precio de la carne, que los uruguayos pagan a precio de oro a pesar de que este país es uno de los mayores productores mundiales.
“Las transnacionales y unos pocos grandes frigoríficos uruguayos acaparan la mayor cantidad de ganado. Si el Estado no interviene fuertemente los chicos se funden. Van a terminar destruyendo la industria frigorífica”, concluyó Muñoz.