Haitianos y senegaleses llegan a Brasil con la ilusión de encontrar un trabajo y una remuneración dignos, pero no encuentran ni una cosa ni la otra
Con Heiler Ivens de Souza Natali
«Mucho trabajo, poco salario»
Haitianos y senegaleses llegan a Brasil con la ilusión de encontrar un trabajo y una remuneración dignos, pero no encuentran ni una cosa ni la otra.
Foto: Gerardo Iglesias
Los frigoríficos avícolas en Brasil tienen dificultades para atraer mano de obra. La vecindad de las plantas ya las identifica como lugares donde pollos y trabajadores se trozan simultáneamente. Por ello en varias localidades las compañías se desplazan hasta cientos de kilómetros en búsqueda de empleados. Desde hace unos meses, haitianos y senegaleses llegan sin que los llamen. Los frigoríficos, de parabienes. El doctor De Souza Natali, procurador de Trabajo del Ministerio Público y coordinador del Proyecto de Adecuación de las Condiciones de Trabajo en los Frigoríficos, dialogó con La Rel sobre esta situación.
-¿El Ministerio Público de Trabajo está controlando esta relación laboral?
-El Ministerio está acompañando este proceso. Los frigoríficos están contratando indígenas y ahora también haitianos, senegaleses y bengalíes.
Los indígenas brasileños como los inmigrantes toman los empleos que los brasileños no indígenas no quieren realizar, pues buscan condiciones laborales mucho más dignas, tanto en términos salariales como de salud.
-Pueden encontrar un empleo, pero no un trabajo decente…
-En el sector frigorífico las condiciones son prácticamente imposibles de compatibilizar con la condición humana: el ritmo de trabajo frenético y el levantamiento excesivo de cargas, más allá de lo humanamente soportable, hacen que los trabajadores de frigoríficos se enfermen de forma muy rápida.
El proceso que los lleva a enfermar es fruto de una condición inadecuada de trabajo que en la industria frigorífica se evidencia en cuestión de meses, de lo contrario, si las condiciones de trabajo fuesen las adecuadas, tardaría años.
-¿Y qué está pasando con los inmigrantes?
-Lo que hemos constatado, infelizmente, es que los frigoríficos se aprovechan de la situación irregular de algunos inmigrantes sin papeles al día que no pueden denunciar los atropellos que padecen.
Estos trabajadores callan a cambio del escaso salario que ganan para enviar a sus familias que se quedaron en su país de origen.
Esta situación ha sido objeto de investigación tanto de la Policía Federal como del Ministerio Público, pero todavía no hay información suficiente para una acción de hecho.
Esperamos que el movimiento sindical se sume a la lucha para recabar información que nos permita actuar contra esta terrible violación a los derechos humanos que está ocurriendo en la industria frigorífica de este país.
-Hace unos días entrevisté a un senegalés que en un portugués básico resumía su situación en esta frase: «…mucho trabajo, poco salario…»
-Esta descripción que realizó el trabajador es absolutamente triste y verdadera.
No es posible que en un país que aloja a las mayores empresas alimenticias del mundo se estén pagando salarios miserables de 300 o 400 dólares por mes para un trabajo que en el resto del planeta se remunera de manera mucho más digna, y sin las condiciones absurdas y avasallantes de enfermedades que se detectan en Brasil.
«Mucho trabajo, poco salario«, es la regla no sólo para el ciudadano haitiano o senegalés que viene a probar suerte en Brasil, sino también para todo aquel trabajador o trabajadora que ingrese a la industria frigorífica donde no vende apenas su fuerza de trabajo, sino que, por muy poco dinero, vende también su salud.
Senegaleses hacinados como pollos. Chapecó, Santa Catarina. Foto: Gerardo Iglesias