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La izquierda triunfa y la extrema derecha se frena

A respirar

La izquierda unificada, movilizada como nunca en los últimos años, fue la gran ganadora de las legislativas francesas, logrando evitar la llegada al gobierno de una extrema derecha que de todas maneras crece en número de diputados, en penetración territorial y en poder.

Daniel Gatti

8 | 7 | 2024


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Lo que se perfilaba, después de los resultados de la primera vuelta de las elecciones, el domingo 30, como un triunfo de Reagrupación Nacional (RN, el principal partido de la ultraderecha francesa) finalmente no se produjo, y este domingo fue el Nuevo Frente Popular (NFP) el que festejó.

La alianza concluida en pocos días entre La Francia Insumisa (LFI), los comunistas, los socialistas, los verdes y formaciones menores de izquierda y progresistas, obtuvo la primera minoría en el futuro parlamento, con 182 bancas de un total de 577.

Detrás siguieron los partidos liberales y de centroderecha que apoyan al presidente Emmanuel Macron, que reunieron 168 diputados, y recién después apareció RN, con 143.

Funcionó en los hechos el cordón sanitario tendido alrededor de la ultraderecha, el mismo reflejo que le permitió a Macron ser electo dos veces presidente gracias a los votos de la izquierda, que en 2017 y 2022 lo prefirieron, aunque fuera tapándose la nariz, a la ultraderechista Marine Le Pen, con quien se enfrentó en esas dos elecciones.

Esta vez, macronistas e izquierda se apoyaron mutuamente para impedir que los candidatos a diputados de RN, que en la primera vuelta habían llegado primeros en gran número de circunscripciones, acabaran imponiéndose.

Funcionó fundamentalmente el reflejo “antifascista”, por llamarlo de alguna manera, de los ciudadanos, porque en muchos casos dirigentes de Ensemble, la coalición que respalda a Macron, incluido el propio presidente, habían dejado planear la duda sobre si apoyarían a candidatos del NPF, sobre todo si pertenecían a LFI.

Alta participación

La movilización del electorado fue masiva, la más elevada desde 1981, año en que por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial la izquierda unida alcanzó el gobierno.

Los resultados obligarán sin embargo a alianzas para designar a un nuevo o una nueva responsable del gobierno, que probablemente saldrá de un entendimiento entre el NFP y al menos parte del macronismo. Para lograr una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional se necesitan 289 escaños.

Eso se verá en los próximos días, pero la primera reacción del llamado “pueblo de izquierda”, y también de otros sectores, fue de alegría, de alivio, y las calles de las principales ciudades francesas se llenaron en la noche del domingo de gente celebrando haber impedido un triunfo de la ultraderecha que parecía como ineluctable.

Y sin embargo

De todas maneras, el panorama no pinta tan alentador como parecería.

En la primera vuelta de las legislativas, esa en la que se ve el peso propio de cada formación política, RN fue, de lejos, la fuerza más votada: 11 millones de electores la prefirieron, algo menos de dos millones más que al NFP y cuatro millones más que al macronismo.

En la futura Cámara de Diputados, la extrema derecha tendrá 54 diputados más que en la precedente. Creció también en presencia territorial, en influencia social (fundamentalmente en las capas populares) y también en respaldo económico.

Esa fue también una de las claves de esta elección, que reflejó la tendencia al crecimiento, en toda Europa, de fuerzas racistas, xenófobas, represivas, socialmente regresivas y furibundamente capitalistas.