Se afianza la derecha, crece la ultraderecha
Se veía venir hace tiempo y este domingo se concretó: la extrema derecha es ya, globalmente, la tercera fuerza política en Europa. Peor aún: les marca la agenda política y social a los conservadores, la fuerza dominante, e incluso a sectores identificados con el progresismo.
Daniel Gatti
10 | 6 | 2024
Ilustracíon: Allan McDonald | Rel UITA
En las elecciones al Parlamento Europeo del domingo 9 los ultras se alzaron con el primer lugar en Italia, en Austria y, sobre todo, en Francia, donde la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen duplicó al partido liberal del presidente Emmanuel Macron.
En el otro gran país de la Unión Europea (UE), Alemania, el más poblado y más fuerte económicamente, Alternativa por Alemania, un partido cercano al neonazismo, se colocó segunda, detrás de los conservadores de la Democracia Cristiana (CDU) y por delante de los socialdemócratas, la principal fuerza del actual gobierno.
También crecieron en Holanda, Portugal, España, varios países del este y el centro del continente. Solo retrocedieron en cuatro de los 27 integrantes de la UE.
En Francia fue tan fuerte el batacazo (si se toman los resultados de RN, cercanos al 32 por ciento, y de un partido más pequeño, Reconquista, conducido por la sobrina de Marine Le Pen, con algo más del 5, la ultraderecha araña el 40 por ciento) que el presidente convocó a elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio y el 7 de julio.
Macron, que ha ido virando aceleradamente hacia la diestra del espectro político en todos los terrenos, incluido el del belicismo (está llevando cada vez más a Europa hacia un enfrentamiento directo con Rusia), apostará sin embargo seguramente a colocar a su fuerza política como la única capaz de derrotar a Le Pen, como lo hizo con éxito en las dos últimas elecciones presidenciales.
Difícil le será tal vez que el chantaje le funcione por tercera vez.
Para el período 2024-2029, el Parlamento Europeo tirará más hacia los colores oscuros: el azul marino de los conservadores y el negro de la ultraderecha, con no pocos puntos de contacto entre ambos. En varios países gobiernan juntos, a nivel nacional o regional, y en otros donde esa posibilidad parecía cosa de locos ya está en las gateras.
El Partido Popular Europeo (PPE) se consolida como grupo mayoritario, con 185 de los 720 escaños, nueve más que en 2019, seguido por los socialdemócratas, con 137 eurodiputados, dos menos que hace cinco años, y de los liberales, uno de los grandes perdedores de la elección, que retroceden 23 bancas y se desploman a 79.
Pero la extrema derecha será, tomada globalmente, la tercera sensibilidad política de mayor peso en el Parlamento Europeo, si se suman los resultados obtenidos por los dos grupos en que están repartidas sus distintas fuerzas (Identidad y Democracia y Conservadores y Reformistas Europeos), que totalizan entre ambos 131 escaños.
A ellos habrá que sumarles varios de los cien diputados que no están inscritos en algún grupo, por ejemplo, los diez del Fidesz, el partido del primer ministro húngaro Víktor Orbán, o pertenecen a alguna organización que no figuraba en la Eurocámara anterior.
La prensa europea consideraba este lunes 10 que alrededor de una cuarta parte de los 710 nuevos eurodiputados pertenecen a organizaciones de extrema derecha.
Los Verdes, cuyo mayor exponente a nivel continental, el partido alemán, se ha ido acercando a la derecha continental y dejando de lado su ecologismo radical de los orígenes, perdieron mucho peso respecto a 2019, pasando de 71 a 52 diputados, mientras La Izquierda continuó su caída, de 39 a 34 bancas.
Lo del título: un panorama sombrío que a muchos los hace evocar a los años treinta del siglo pasado, los previos a la Segunda Guerra Mundial.