El triunfo de Donald Trump
“Se viene una pesadilla”, dicen integrantes del Espacio Migrante de Tijuana, ubicado a unos pocos kilómetros de la frontera entre México y Estados Unidos.
Daniel Gatti
14 | 11 | 2024
Imagen: Allan McDonald – Rel UITA
Se refieren a la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, el martes 5.
La asociación agrupa a personas que huyen de la violencia, el maltrato (todos los maltratos) y la extrema pobreza y que pretenden encontrar “una nueva vida” pasando al otro lado del muro.
En su mayoría son centroamericanos y mexicanos, es decir esos “hispanos” que componen también lo esencial de los “indocumentados” que ya llegaron a pasar la frontera.
Trump no fue globalmente mayoritario entre los “hispanos” ya establecidos en Estados Unidos, pero creció enormemente entre ellos y sí ganó entre los hombres de esas comunidades, fundamentalmente los de mayor edad.
Incluso mexicanos y centroamericanos sin papeles que viven en la gran potencia del norte hace ya unos años dijeron que de haber podido votar lo hubieran hecho por el magnate republicano.
Y ello a pesar de que Trump prometió expulsarlos a paladas, deportarlos como ratas y en bandada apenas asuma el gobierno, en enero próximo, y no se cansó de hablar de los migrantes indocumentados en general, y de los latinos en particular, como delincuentes, violadores, asesinos.
“¿Cómo se explica que nuestros hermanos prefieran a un tipo como Trump, que nos va a quitar la única esperanza que nos queda, que es poder escapar a la miseria y la violencia que encontramos en nuestros países?”, se preguntan en el Espacio Migrante de Tijuana.
Votaron también por el multimillonario la mayoría de los trabajadores de las zonas desindustrializadas de Estados Unidos, y pobres de toda pobreza.
El republicano supo venderles todo tipo de espejitos de colores y también una promesa de nueva grandeza, individual y nacional, aunque sus políticas apunten esencialmente a favorecer a los más poderosos de los poderosos, como Elon Musk, el hombre más rico del mundo, dueño de empresas en las que sobreexplota a sus trabajadores, clave en la estrategia electoral del candidato triunfante.
Javier Milei en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil, y tantos otros, se valieron de recetas similares. Cabe preguntarse por qué supieron captar votos e ilusionar a tantísima gente que “objetivamente” debería más despreciarlos que apoyarlos, más combatirlos que auparlos.
E interrogarse sobre qué hizo que los progresismos que en principio se ubicaban en la vereda de enfrente se hayan convertido para estos sectores populares en material desechable.