Hay un malestar que solo se puede atajar
modificando la situación que lo causa y, en lugar de eso,
damos pastillas que hacen vivir la situación de una
forma más tolerable. Quien sufre estrés laboral lo sufre
de verdad, no es que se lo invente: el trabajo hoy
produce dolor y malestar. “Deme algo para aguantar esto
como sea”, las pastillas y el sistema sanitario son, pues,
una prótesis del capitalismo, un factor necesario
para la supervivencia del sistema.
Joan López Ferré, médico⃰
La precarización preexistente en las labores de limpieza de las habitaciones de hoteles experimentó un ostensible deterioro por el impacto de la reforma laboral de 2012, favoreciendo los convenios de empresa sobre los colectivos sectoriales y la tendencia al alza de los procesos de subcontratación o externalización. La nueva modalidad de empleo registra grandes dosis de precariedad laboral el cambio legal ha provocado que muchos hoteles sustituyan el personal contratado de forma directa por empresas de multiservicios, un proceso que deriva en una división de la plantilla en trabajadoras de “de primera” y “de segunda”, según dicen las propias camareras de piso. Durante una audiencia pública realizada en abril en el Senado español el investigador y periodista Ernest Cañada destacó los cambios traumáticos generados por la normativa vigente sobre miles de trabajadoras.
La Comisión de Empleo y Seguridad Social del Senado abordó la situación laboral de las camareras de piso el jueves 19 de abril. La iniciativa del Grupo Socialista en el Senado, promovida por Olivia Delgado, senadora por Tenerife, sirve para dimensionar la incidencia política y pública alcanzada por la campaña de sensibilización y denuncia de UGT, CCOO y la UITA en favor de “las que limpian los hoteles”.
Ernest llegó a Madrid directamente de Barcelona, donde vive y trabaja. Un enjambre de camareras lo recibió, demostrándole su cariño y júbilo en un abrazo grupal y lúdico.
Su libro Las que limpian los hoteles. Historias ocultas de precariedad laboral contiene un análisis riguroso y detallado de los problemas de las camareras de piso y se convirtió en una pieza cardinal de la campaña creciente y pujante en España por mejorar y dignificar las condiciones laborales de este colectivo.
Una obra de la cual las camareras se han empoderado, pues ellas son sus protagonistas, las que parieron el libro con sus gritos, sus dolores y sentimientos.
Ya en el recinto Ernest centró su intervención en la descripción del proceso que llevó a que este colectivo, integrado por unas 100 mil personas, en su enorme mayoría mujeres y muchas de ellas migrantes, haya ido perdiendo cada vez más derechos a lo largo de los últimos años.
Iniciado con la crisis económica de 2008-2009, ese proceso se ha consolidado luego de la reforma laboral de 2012, que ha desregulado el mercado laboral en España, facilitado las externalizaciones, generalizado los empleos basura y beneficiado de lleno a los empresarios, sentenció Ernest.
La crisis le dio al gobierno de Mariano Rajoy la excusa perfecta para promover “reformas estructurales” supuestamente para dinamizar el mercado de trabajo y fomentar el empleo, pero que en los hechos afectaron negativamente los intereses de los asalariados y beneficiaron al sector patronal.
Los empresarios hoteleros, sobre todo los grandes, que jamás sufrieron una caída sustancial de sus ingresos, ni siquiera en los duros años de 2008 y 2009, aprovecharon el contexto para disminuir sus plantillas, modificar las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras y aumentar sus ganancias.
“En lo que tiene que ver con las camareras de piso, su situación es hoy extremadamente grave”, aseveró Ernest a los congresistas.
“Han debido soportar, por ejemplo, que los empresarios les aumenten su carga laboral (en horas, ritmo y tareas) y que precaricen sus condiciones de contratación, más aun cuando han asumido parcialmente, sin contrapartida alguna, las tareas que antes asumían categorías de personal que ya prácticamente no existen, como los valets.
Hay que tener en cuenta que jornadas que eran en principio a tiempo parcial se están convirtiendo en jornadas mucho más largas. Las trabajadoras están laborando 2, 3 hasta 4 horas más de forma continuada, porque se les imponen unos ratios de habitaciones desmesurados y violatorios de los contratos que han firmado”.
“Este es un sector que está generando empleo, pero que está siendo sustituido por una contratación temporal a tiempo parcial a través de empresas de trabajo temporal y fundamentalmente de empresas multiservicios”, remarcó.
Ernest habla pausadamente y la convicción de sus palabras tiene un efecto persuasivo, convalidado por el silencio reinante en la sala.
Las camareras, prosigue, viven hoy un contexto de sobrecarga de trabajo, miedo, inseguridad, contratos temporales a tiempo parcial, externalización, merma salarial y lo sufren en su propio cuerpo.
Las enfermedades profesionales son cada vez más numerosas y graves y las trabajadoras las procuran paliar con analgésicos y tranquilizantes, en un círculo vicioso que acrecienta los perjuicios.
“En esas condiciones -enfatiza- , difícilmente puedan hacer bien su trabajo por mucho empeño que pongan en ello, lo que redunda en una progresiva pérdida de profesionalidad y calidad en el sector”.
Los empresarios, sin embargo, ganan, insistió el ponente.
“La externalización provoca una situación de reducción de costes salariales para las empresas y de costes de gestión, mejora también su posicionamiento ante los procesos de financialización internacional, pero para las trabajadoras supone unas pérdidas salariales de más de un 40 por ciento”.
Sobre el final destacó que una de las discusiones de fondo que deben dar los representantes políticos es “qué modelo de desarrollo turístico va a tener España y cómo va a salir adelante en un contexto internacional cada vez más competitivo”.
Ernest planteó además que el Estado debería “premiar a los empresarios que están haciendo las cosas bien y están apostando a mejorar a sus hoteles cuidando a su personal”.
“Si hay dinero público para este sector, tiene que estar vinculado al cumplimiento de las buenas condiciones laborales”, señaló, y recordó que “en otros países se están poniendo en marcha iniciativas de ese tipo como un elemento de prestigio y de promoción de los propios establecimientos”.
⃰ Tomado del libro “Externalización del trabajo en hoteles. Impactos en los departamentos de pisos”. Editorial Icaria.