El 2 de mayo de 1879, un grupo de trabajadores liderados por Pablo Iglesias Posse, respondiendo al llamamiento que desde Londres lanzaba la Primera Internacional para organizar a los trabajadores, se ponían a la obra, y con la colaboración de Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx, huido a España desde el París de la Comuna, creaban el primer núcleo socialista local.
Su idea era dar lugar a la Sección Española de la Internacional Obrera.
Nueve años después, en agosto de 1888 y en el contexto de la Exposición Universal celebrada en Barcelona, el Centro Obrero de Mataró hacía un llamamiento a todos los núcleos de trabajadores organizados para crear una confederación sindical de ámbito nacional, cuyo resultado fue la Unión General de Trabajadores de España (UGT).
Una semana después, el mismo grupo de trabajadores constituían, también en Barcelona, el Partido Socialista Obrero Español.
La creación del partido tomó cuerpo por el convencimiento de los socialistas que fundaron la UGT de que era imprescindible contar con un instrumento que diera la batalla, en nombre de los trabajadores organizados, en el terreno de la política y no sólo del sindicalismo.
Desde entonces, la historia del socialismo se confunde con la historia social, económica y democrática de España.
Hoy como ayer, pero en una situación bien distinta, los socialistas tenemos la responsabilidad de, enarbolando nuestro compromiso con la clase trabajadora, seguir defendiendo los valores del socialismo democrático.
Eso equivale a decir que tenemos la responsabilidad de luchar contra un sistema capitalista que se ha mostrado incapaz de resolver los grandes problemas de la humanidad.
Esta lucha no podemos darla solo contra este injusto sistema económico y sus representantes ubicados en la derecha política sino también contra esa concepción de “modernidad” que se da en la izquierda y que viene a proponernos una salida populista o una salida liberal en lo económico.
De lo que se trata es de redistribuir la riqueza, profundizar en la democracia y poner en cuestión la estructura económica de un capitalismo que levanta su riqueza en base a la explotación y la pobreza de la gran mayoría de la humanidad a nivel planetario.
Imagen: Pablo Iglesias Posse (elsocialista.es)