Los cadáveres de las tres jóvenes, oriundas de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, fueron hallados a 90 kilómetros de su casa.

Paulina Rueda, tía de Yuliana, una de las víctimas, fue amenazada de muerte en el velorio de su sobrina. “Deja de hurgar, tienes hijas”, dice que le dijeron.

Paulina es coordinadora del Observatorio de la Erradicación de Violencia de Género en Santo Domingo de los Tsáchilas y espera que este caso no quede en la impunidad, como sucede habitualmente en Ecuador con los femicidios.

En 2022 hubo en el país 412 muertes violentas de mujeres, el número más alto desde 2014. Una quinta parte de esos asesinatos (82) fueron catalogados oficialmente como femicidios. El resto entró en la vaga categoría de “otras muertes violentas”, como homicidio, sicariato y violación con muerte, según consignó el diario español El País.

La Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo señaló que la gran mayoría de los 412 asesinatos de mujeres de 2022, al menos 332, pueden perfectamente ser calificados de femicidios.

“Hay un descontrol absoluto por parte de las autoridades, y los cuerpos de las mujeres están siendo sacrificados”, declaró a El País María José Machado, vocera de la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador.

“Tampoco hay una adecuada capacitación de los agentes estatales como policías, fiscales, judiciales, implicados en la investigación, sanción y reparación de estos crímenes”, dijo, destacando el ambiente de impunidad que rodea a los femicidios.

La decisión del cuestionadísimo presidente Alejandro Lasso de liberar el porte de armas no ayudará en nada al combate a la violencia, incluidos los femicidios, teniendo en cuenta que el 40 por ciento de ellos son realizados por un arma de fuego, señaló Machado.