Caso José Claudio y Maria do Espíritu Santo
Nuestros árboles continúan huérfanos
Una vez más venció la impunidad
José Rodrigues Moreira, luego de hincarse de rodillas, rezar, pedir la bendición para todos los presentes, llorando compulsivamente, en una verdadera escena teatral, logró su absolución. Los dos ejecutores del crimen, entre ellos su hermano, fueron condenados.
El jueves 4 de abril, se asistió en el Tribunal de Jurado de Marabá, Pará, a la absolución de José Rodrigues Moreira, acusado de ser el autor intelectual del asesinato de los extractivistas José Claudio Ribeiro da Silva y Maria do Espírito Santo da Silva, en mayo de 2011.
Los ejecutores del asesinato fueron condenados. Lindonjonson Silva Rocha, nada más y nada menos que el hermano de José Rodrigues Moreira, fue condenado por homicidio doble, especialmente agravado y sentenciado a 42 años y 8 meses de prisión. Alberto Lopes do Nascimento recibió una pena mayor, por haber cortado la oreja de José Claudio, fue considerado culpable de doble homicidio triplemente calificado y sentenciado a 45 años de prisión.
Para el jurado, no había conexión entre las amenazas que José Rodrigues realizaba al matrimonio de extractivistas y el asesinato de ambos, ni evidencias suficientes que vincularan a José Rodrigues Moreira a los crímenes.
Para el abogado de la CPT, en entrevista a Carta Capital, otro aspecto que pudo haber influenciado la decisión de los jurados fue el comportamiento del juez Murilo Lemos Simão, que permitió que José Rodrigues se hincara de rodillas, rezara, pidiera la bendición de todos los presentes, mientras lloraba compulsivamente, representando una verdadera escena teatral.
La fiscalía anunció que irá a recurrir de la decisión, por entender que sí había motivos. Para Ana Maria Magalhães de Carvalho, fiscal del caso, José Rodrigues Moreira decidió matar al matrimonio por no lograr expulsar a los trabajadores rurales que ocupaban sus lotes de tierra, obtenidos de forma ilegal, en el Asentamiento Praia Alta – Piranheira, debido al liderazgo que ejercía la pareja de extractivistas sobre los trabajadores.
Según Laísa Santos, hermana de Maria do Espirito Santo da Silva, José Rodrigues Moreira había comprado los lotes de tierras fiscales a través de una agente del registro de donaciones y ventas, llamada Neusa Santis.
Para Felipe Milanez, colaborador de Carta Capital, “la víctima todavía fue considerada culpable por su propia muerte, porque el jurado encontró que el comportamiento de la víctima contribuyó para el crimen, pues enfrentó al reo José Rodrigues, intentando hacer justicia con sus propias manos, con la ayuda de terceros, ocupantes ilegales y sin tierra, para impedir al reo tomar posesión de una propiedad rural, cuando podría haber buscado apoyo de las autoridades constituidas.
Atribuir la responsabilidad del conflicto a las víctimas es tergiversar los hechos y, claro, querer manchar la memoria y la historia del matrimonio” escribió el periodista.
En este juicio, se deja libre al autor intelectual,
condenándose a los ejecutores
Los testigos han quedado aún más expuestos, muchos sin protección policial. El ambiente será de mucha tensión y miedo a partir de ahora. Laísa Santos siente que puede ser la próxima víctima.
Este desenlace ciertamente generará nuevos crímenes e intensificará la violencia en el campo, generará terror entre los asentados, que se saben blancos fáciles de los madereros y latifundistas.
Es el poder de los “fuera de la ley” derramando históricamente la sangre de aquellos que denunciaron y denuncian los crímenes ambientales y que tuvieron y continúan teniendo, el valor de luchar por nuestra floresta. Nuestros árboles continúan huérfanos.