Venimos de muchos países, pertenecemos a muchos movimientos sociales y hemos traído muchos años de experiencia y conocimientos con nosotros.
Naturalmente, tenemos diferentes prioridades, diferentes estrategias y diferencias de opiniones. Pero las deliberaciones dejaron claro que nuestros objetivos son los mismos.
Todos nosotros queremos ver un mundo libre de explotación, donde la gente pueda moverse libremente y no como delincuentes o discriminados por su condición de migrantes. Queremos ver un mundo donde todos puedan ejercer sus derechos y, sobre todo, queremos un mundo que sea seguro y pacífico para todos.
Durante estos dos días, pudimos compartir nuestras frustraciones con nuestros gobiernos.
Nos preocupa que la disidencia y la protesta se estén criminalizando ahora en muchos países. El autoritarismo que vemos hoy es distinto: lo ejercen representantes elegidos.
Nos dimos cuenta de que vivimos en una época en que la protección de los derechos humanos y los derechos de los trabajadores a través de marcos y legislaciones internacionales se están haciendo cada vez más difíciles.
Un trabajador migrante podría ser una víctima de trata, y un refugiado, un solicitante de asilo una persona en situación de trabajo forzoso o una persona que no está en situación de trabajo decente. La misma persona puede tener todas estas identidades.
Lamentablemente, nuestros marcos de protección cuidadosamente construidos están protegiendo sólo a un número muy limitado de personas.
El mundo del trabajo ha cambiado para peor. La mayoría de los puestos de trabajo son hoy precarios y temporales. La violencia y el acoso en el trabajo están fuera de control.
Entonces, ¿cómo nos movemos hacia adelante? ¿Dónde están la resistencia y la fuerza? ¿Dónde está el poder de la migración y el trabajo? ¿Cómo podemos utilizar nuestro poder colectivo para cambiar esta situación?
El poder, como todos ya sabemos, está dentro de nosotros mismos, en nuestra capacidad de trabajar juntos, para resistir y persistir. Pero tenemos que cambiar la forma en que lo usamos.
Tendremos que aprender a utilizar nuestro poder con los demás. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Requiere continua autoreflexión y autocorrección.
Lo que también hay que hacer en estos tiempos difíciles es reclamar, reflexionar y reestructurar.
Como GAATW hemos hecho un poco de eso con los años.
En nuestro 10º aniversario, tomamos algunas decisiones estratégicas. Decidimos que si bien estamos comprometidos con la protección de los derechos de las personas víctimas de trata, nos comprometeremos también con temas de migración y trabajo.
Es esta área de nuestra labor la que necesita hacerse más fuerte en los próximos años.
Para hacer frente a la explotación y la trata de seres humanos, necesitamos tener un conocimiento más profundo del mundo del trabajo, hacer un balance de los cambios que allí han ocurrido, identificar las características específicas de cada sector y encontrar formas de permitir a los trabajadores –hombres y mujeres- organizarse.
Aquí es donde nuestra asociación con los sindicatos es importante. Tal como lo veo, es una necesidad mutua.
Tenemos que encontrar nuevas maneras de organizar y legitimar diversas formas de movilización de los trabajadores.
ONG, grupos de derechos de los migrantes, grupos de derechos laborales, incluidos los sindicatos, se necesitan mutuamente en este momento. Ningún grupo por su cuenta puede efectuar el cambio que se requiere.
Como grupos de lucha contra la trata, hemos comprendido que incluso las mejores iniciativas o legislaciones no podrán reducir, y mucho menos detener, este fenómeno.
Como grupos de derechos de los migrantes, sabemos que sólo empujando los derechos de los trabajadores migrantes no es suficiente. No hay que cerrar los ojos a los trabajadores locales.
Hay una necesidad urgente ahora de construir un movimiento transversal.
Por ejemplo, si no hubiéramos hablado con los trabajadores migrantes y los defensores de los derechos de los migrantes, no habríamos entendido cómo las leyes contra la trata se utilizan a menudo para justificar el control fronterizo.
Del mismo modo, si nuestros miembros no hubieran hablado con sindicatos como SEWA, AFWA e IDWF no hubieran podido colaborar en la sindicalización de los trabajadores del sector informal a nivel de base.
Veo los últimos dos días de nuestra reunión como una continuación de nuestros diálogos a través de los movimientos, algo bastante inusual.
Veo esta reunión como el inicio de una colaboración entre la GAATW y la UITA en América Latina.
Si bien es demasiado pronto para hablar de oportunidades específicas, me gustaría hablar de una posibilidad.
Hay en curso en la OIT negociaciones para la firma de un nuevo Convenio sobre la Violencia y el Acoso contra las Mujeres y los Hombres en el Trabajo. Nosotros, como GAATW, estamos comprometidos con el proceso de negociación.
Pero se necesita mucho más que una convención para detener la violencia en el trabajo. A menudo una convención actúa como detonante, pero los trabajadores y trabajadoras deben movilizarse contra la violencia y el acoso. Esta es un área en que sin duda podemos trabajar juntos.
Esta reunión de dos días marca el comienzo de una relación de confianza y respeto.
Fotos: Nelson Godoy
En Lomas de Zamora, Nelson Godoy
*Foro Latinoamericano de Intercambio de conocimiento “Entendiendo y abordando la explotación en el mundo del trabajo”, Buenos Aires, 11-12 de octubre de 2018.