“Y nadie dijo nada”

El 1 de enero, un trabajador de apenas 30 años del establecimiento agropecuario Las Garzas de la provincia de Buenos Aires, Ezequiel Natalini, murió al estallar una caldera que no había sido inspeccionada como era debido por los funcionarios estatales que debían hacerlo. Otro trabajador, José Ignacio Alonso, envió 20 días después una carta denunciando el hecho y las condiciones de trabajo en el sector que Atilra difundió. La Rel reproduce sus principales pasajes.

La sabiduría del bombero sindicalista

Se puede hallar un crisol de causas en cada uno de los desastres ambientales, pero hay una que siempre es dominante: los intereses económicos. Así como las guerras son un negocio para algunos, las catástrofes ambientales también lo son, y a menudo para los mismos. Fingen ignorancia, se escudan detrás de “principios tradicionales”, o simplemente, actúan desembozadamente. Hasta que un trabajador, una trabajadora, pone los puntos sobre las íes. Los incendios en Australia no son la excepción.