En las calles de neón de las ciudades estadounidenses, el aire está cargado de un olor pastoso, pútrido: huele a miedo.

En las calles de neón de las ciudades estadounidenses, el aire está cargado de un olor pastoso, pútrido: huele a miedo.
El hambre dibuja fronteras invisibles. Miles de migrantes asiáticos llegan a Qatar como los nuevos esclavos de la modernidad. Los oligarcas del Mundial los esconden, les retienen los pasaportes, les cambian la “mirada”, les prohíben la mezcla, el contacto, el roce. Los qataríes los “huelen” a kilómetros de distancia, ocultos en sus barracones. Han venido a levantar sus ciudades, sus aeropuertos, su Mundial.
El SindeBeleza, sindicato afiliado a la UITA que nuclea a trabajadores y trabajadoras de peluquerías y salones de estética en Sao Paulo, viene realizando cursos de capacitación para trabajadoras migrantes.
El SindeBeleza, sindicato que nuclea a profesionales de peluquerías y salones de estética personal, afiliado a la Confederación de Trabajadores del Turismo y Hospitalidad (CONTRATUH), desarrolla junto al Centro de Apoyo a Migrantes (CAMI) de São Paulo talleres de capacitación para mujeres migrantes.
La tercerización de la mano de obra migrante.
Los trabajadores nicaragüenses que llegan a la zafra de la caña de azúcar en Costa Rica, se topan con una realidad donde se les niega hasta la dignidad.
Gabriela Mundo, Directora de Relaciones Internacionales de la Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala, aborda las causas que intervienen para que miles de guatemaltecos −hombres, mujeres y niños− abandonen su país en la búsqueda de un mejor porvenir.
La UITA, conjuntamente con su organización afiliada, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Caña (Sintraica) viene denunciando la grave situación de los trabajadores migrantes nicaragüenses que llegaron a Costa Rica para la zafra azucarera.
Llegaron para cortar la caña del Ingenio Taboga. Fueron presa de los contratistas, los «coyotes» del cañaveral. Fueron despedidos, no les pagaron sus prestaciones, están pasando hambre y no cuentan con dinero para volver a Nicaragua. “Nos tratan como bestias”, comenta un cortero ahogado en la angustia y la desesperación.
La explotación sin límites de la producción
azucarera costarricense