En otros países suscribir un convenio colectivo es algo normal, cotidiano. En Costa Rica, es un milagro, un caso aislado que se da cuando los astros se alinean y los santos todos ayudan. El antisindicalismo en este país es promocionado hasta por instituciones de la Iglesia Católica, aunque el Papa Francisco diga que los sindicatos son indispensables.
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