“Olor a rancio”

Las autoridades uruguayas de Inspección de Trabajo recibieron denuncias en 16 departamentos por falta de acceso de los trabajadores a “instrumentos de protección” para aplicar agroquímicos. En cuatro años se registraron 35 denuncias.

El emporio de los venenos “inocuos”

No es que sea precisamente una sorpresa en el paraíso de los agrotóxicos en que se ha convertido el Brasil de Jair Bolsonaro, pero las revelaciones sobre los desmanes de su gobierno en el plano sanitario y ambiental se siguen acumulando: ahora se divulgó que un insecticida prohibido no sólo en el primer mundo sino también en Argentina se sigue y se seguirá vendiendo en el gigante sudamericano porque sus autoridades lo consideran inocuo.

Una victoria frente a la indiferencia

En 2019 nueve organizaciones sociales europeas lanzaron una iniciativa ciudadana (ICE) para “salvar a las abejas y los agricultores”. La acción fue respaldada por más de un millón de personas en toda la UE, que ahora se verá obligada a tratar el tema.

Ahora, a esperar

Arrozal 33, la empresa arrocera que fue condenada la semana pasada a indemnizar a uno de sus trabajadores que contrajo graves enfermedades por el uso de agrotóxicos, apeló el fallo.

Brasil, paraíso de los agrotóxicos

La noticia apareció en las páginas “policiales” de medios de prensa de los dos países: el martes 28 fueron incautados en Brasil más de 630 kilos de agrotóxicos introducidos ilegalmente desde el vecino Uruguay. Desde hace muchos años Brasil es el emporio sudamericano de los agrotóxicos, legales e ilegales. El gobierno de Jair Bolsonaro lo ha convertido en un paraíso.

Ojos que no quieren ver

La industria química está presionando en Europa para que el glifosato pueda seguir siendo empleado en el continente, a pesar de que 60 por ciento de los estudios universitarios publicados en la región demuestran su nocividad.

Otra historia, tal vez

Con menos de 50 años, Julio de los Santos tiene una incapacidad física de cerca del 90 por ciento, respira con ayuda mecánica y para sobrevivir necesita enormidad de medicamentos y tratarse casi todos los días en un centro de salud. Todo eso se lo debe a su exposición a agrotóxicos durante los 384 días en los que la empresa para la que trabajaba, Arrozal 33, lo exprimió hasta más no poder.