“En un país como Brasil, mantener
la esperanza viva es en sí un
acto revolucionario”.
(Paulo Freire)
Si derrotar a Jair Bolsonaro y los intereses que representa era el primer objetivo de esta elección, lejos está de haberse conseguido. El exceso de exitismo que experimentaba la militancia del Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados se transformó en resaca electoral.
Gerardo Iglesias
04 | 10 | 2022
Imagen: Allan McDonald
El presidente ultraderechista se situó en segundo lugar en la primera vuelta de las presidenciales brasileñas de este domingo 2, pero a una distancia mucho menor de su principal contrincante que la prevista por los sondeos.
Por más que le sea difícil (más de 5 puntos y unos siete millones de votos lo separaron del ganador Luis Inácio Lula da Silva) a Bolsonaro no le será para nada imposible conseguir dar vuelta el resultado y obtener una victoria el domingo 30.
Más aún de la manera en que usa los dineros públicos para su propaganda política y la formidable capacidad de su equipo para lanzar campañas repugnantes y eficazmente mentirosas desde las redes sociales.
Pero aun perdiendo en segunda vuelta la presidencia, el bolsonarismo logró una tremenda victoria: consolidar un muy sólido apoyo social que se tradujo en un aumento de su peso político en el Congreso y de su dominio a nivel territorial con gobernadores que le son afines.
En vez del merecidísimo castigo político, personajes particularmente siniestros de la banda bolsonarista fueron electos sin problemas el domingo pasado.
Nueve de los 15 gobernadores electos este fin de semana (los restantes 12 lo serán el domingo 30) contaron con el apoyo del presidente.
Su partido (el Liberal) ya está asegurado de contar con las mayores bancadas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.
Las fuerzas de la derecha y la ultraderecha sumadas tendrán casi la mitad del total de diputados, un avance considerable respecto a la actual legislatura.
El panorama no es muy alentador que se diga y ocultarlo sería suicida para cualquier fuerza que luche por la emancipación social.
Pero lejos de derrotarnos debería convocarnos a redoblar el combate. En lo interior habrá que apuntalar anímicamente la militancia del PT y su entorno. Hacia afuera, la misión es atraer el mayor caudal de votos de ese 21 por ciento del electorado (30 millones de personas) que se abstuvo de votar en la primera vuelta.
Jair Bolsonaro garantiza el trabajo sin derechos; salarios sin poder adquisitivo, más hambre y más veneno en los alimentos. Su reelección abastece más combustible para quemar toda la Amazonía y a todo ser vivo que allí se encuentre.
Cada voto a Jair Bolsonaro dará a la maquinaria de terror más potencia para perseguir a la comunidad de género diverso y mayores niveles de impunidad al feminicidio, entre otros horrores.
Es hora de salir, manifestarse, gastar más suela que batería de celular, hablar con la gente en vivo y en directo, convencer indecisos.
Es hora de perder el miedo, si no se quiere perder mayores cuotas de dignidad y libertad.