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Suicidios y agrotóxicos

Una relación cada vez más evidente

“La relación entre suicidios y agrotóxicos debe ser debatida”, dijo en 2019 el procurador del Ministerio Público del Trabajo e integrante del Foro Nacional de combate al impacto del uso de agrotóxicos Leomar Daroncho. Ante la creciente ola de suicidios registradas en las zonas agrícolas de Brasil vuelve a la carga.

Gerardo Iglesias y Amalia Antúnez

21 | 07 | 2022


Imagen: Allan McDonald – Rel UITA

En la década de 1990 la Rel UITA acudía al llamado del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH) de Porto Alegre. Jair Krischke, su presidente y actual asesor de la Regional, necesitaba de nuestra intervención para brindar respaldo internacional a una serie de estudios realizados por el Grupo Interdisciplinario de Pesquisa y Acción en la Agricultura y Salud (GIPAS). Esta organización liderada por el ingeniero agrónomo Sebastián Pinheiro denunciaba valientemente la introducción de tabaco transgénico en el estado de Rio Grande del Sur, así como la relación entre el uso de agrotóxicos y los suicidios en agricultores del municipio de Venancio Aires, a unos 140 km. de la capital estadual Porto Alegre.

Según la investigación “Suicidio y enfermedad mental en Venancio Aires” (1996), ese municipio registró un promedio de 11 suicidios por año entre 1979 y 1995, consecuencia del uso excesivo de veneno en las plantaciones de tabaco de la región.

Ante esa realidad los días 17 y 18 de diciembre de 1997 la Rel UITA organizó el “Seminario internacional tabaco sin agrotóxicos”, en la sede de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Rio Grande del Sur (FTIA-RS) en Porto Alegre. Del seminario participaron organizaciones de Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay y Brasil, que abordaron los beneficios sociales y ambientales de la agricultura orgánica y las consecuencias nefastas del uso de agrotóxicos en las plantaciones de tabaco donde GIPAS socializó el mencionado informe.

Más de 25 años después, un documental producido por Folha de Sao Paulo muestra que la situación se agravó considerablemente y que el uso de organofosforados puede explicar esta terrible estadística.

Una tolerancia criminal

“De 1990 a 2007, cerca del 30 por ciento de los suicidios se atribuyeron a intoxicaciones por pesticidas, con énfasis en los países pobres, más permisivos con los productos agresivos”, reseña Daroncho.

No se puede ignorar que Brasil sigue tolerando y fomentando el consumo de venenos prohibidos en la Unión Europea y los Estados Unidos y que actualmente el Senado brasileño evalúa aprobar un proyecto de ley llamado popularmente como PL del Veneno, que flexibiliza aún más el consumo y comercialización de agrotóxicos en el país.

En el área de la salud pública, existen sólidas investigaciones que relacionan el suicidio de trabajadores rurales con intoxicaciones agudas por agrotóxicos. En general, parten de casos localizados, como en Luz (Minas Gerais), Venâncio Aires (Rio Grande do Sul) y Mato Grosso do Sul”, señala Daroncho.

Evidencias sobran, falta voluntad política

Según explica el procurador, en exposición crónica (pequeñas dosis a lo largo de los años), los trabajadores y trabajadoras rurales y los habitantes de zonas agrícolas son las víctimas principales.

Un estudio reciente de la Universidad de Mato Grosso (UFMT) mostró la prevalencia de depresión y otros trastornos de conducta que están en la cadena causal del suicidio en municipios del Vale do Rio Juruena.

Unicef, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Academia Estadounidense de Pediatría advierten sobre la creciente evidencia epidemiológica que vincula los agrotóxicos con la disminución de la función cognitiva y problemas de comportamiento.

En Brasil la prestigiosa institución de ciencia y tecnología, Fiocruz señala el tabú, proveniente de factores culturales y religiosos, como uno de los obstáculos para enfrentar la compleja cadena causal de los suicidios.

“El tema de los suicidios y la correlación con los pesticidas necesita ser estudiado y debatido. Sobre todo, porque Brasil sigue tolerando y fomentando el consumo de venenos prohibidos en la Unión Europea y Estados Unidos”, insiste Daroncho.

“La consideración de que la creciente y demente exposición al veneno agrícola está en la cadena causal de los suicidios urge ser incluida en el paquete de reflexiones y en la agenda de los estados”, concluye.

Nota: Agradecemos al procurador Leomar Daroncho, sus notas y materiales enviados