“Me gustaría hablar sobre la reforma laboral y la derrota que supuso para la clase obrera y especialmente para los sindicatos, ya que eliminó la obligatoriedad del impuesto sindical dejando a las organizaciones muy mal paradas.
La Contar se vio especialmente afectada en este aspecto, porque sus ingresos cayeron hasta menos del 10 por ciento de lo que eran, pero no estamos muertos, no nos vencerán.
Actualmente, cuando llegamos a una negociación colectiva, las patronales quieren quitarnos derechos adquiridos hace 20, 30 o 40 años. Está claro que tenemos que redoblar esfuerzos para resistir a esas pretensiones.
En lo que refiere a la reforma de la previsión social, logramos mantener algunos derechos como la edad de jubilación diferencial.
Sin embargo, se están produciendo una serie de dificultades en relación al acceso a los derechos previsionales que tienen un impacto directo en la agricultura familiar y en los asalariados y asalariadas rurales.
Aunque contamos con las leyes, si tenemos un Instituto de Seguridad Social (INSS) inoperante y burocrático difícilmente logremos alcanzar el beneficio en tiempo y forma.
Pero quiero resaltar el trabajo que realizaron las dos Confederaciones, sin nuestra participación el perjuicio sería mucho más violento”, acentuó el dirigente.
Sobre la situación que enfrenta Brasil y la parálisis que padece la población comentó: “nos está faltando la unidad necesaria y el espíritu para hacer que el pueblo se movilice masivamente.
Se nos viene otra reforma sindical, y si depende de Bolsonaro será la peor de todas. Tenemos que ver y estar preparados para cómo enfrentamos este nuevo ataque”, advirtió.
En tono enfático, Aristides concluyó: un sindicato, una federación, una confederación, una central sindical solo mueren si no hay lucha.
No es el impuesto sindical el que va a mantener o no el trabajo que la Contar tiene que hacer. Será nuestra capacidad de resurgir desde las bases la que pautará nuestra lucha.
Es en los sindicatos donde vamos a encontrar la fortaleza para volver a levantarnos y volver a caminar.
Necesitamos adaptar nuestras estructuras y estrategias a los tiempos que corren.
Las organizaciones sindicales tenemos que plantearnos cómo atraer a los jóvenes y a las mujeres. El mundo ha cambiado y no podemos valernos de las mismas estrategias de lucha que hace 20 o 30 años atrás.
La información es otra, las expectativas son otras, el diálogo con las bases debe ser otro, la contrainformación también es otra.
Los jóvenes y las mujeres nos vienen mostrando el camino. Si no, vean lo que fue la Marcha de las Margaridas este año: miles y miles de mujeres por las principales calles de Brasilia, que pudieron ser más si no estuviéramos en esta crisis.
En Brasilia, Gerardo Iglesias