En 2005, durante el IX Congreso de la CONTAG, se aprobó dar inicio a la Campaña Internacional Contra la Violencia en el Campo que fue sugerida por la Rel-UITA.
Se entendió que la Campaña debía denunciar las diferentes formas de violencia: desde aquella que asesina a los balazos por medio de sicarios y matones dirigidos desde la sombra por los poderosos locales, hasta la violencia del trabajo extenuante que enferma, deprime, mutila el cuerpo y trunca proyectos de vida, matando poco a poco a la luz de la explotación más brutal.
El estado de Pará fue foco de las primeras intervenciones de la Campaña. Allí conocimos a Joelma, entonces presidenta del Sindicato de Trabajadores Rurales de Rondón de Pará, que luego se convertiría en emblema de nuestra Campaña.
Joelma es viuda de José Dutra da Costa, “Dezinho”, asesinado en 2000 por orden de un consorcio de “grileiros”, madereros y hacendados, cuando él era presidente del citado Sindicato.
En 2005 la Rel-UITA realizó el documental “En la Frontera del Miedo. Historias de Vida y Muerte”. Joelma había sustituido a su marido asesinado el frente del Sindicato. Ya estaba amenazada de muerte y debía convivir con un esquema de seguridad que incluía una guardia policial las 24 horas.
En el documental, Joelma y sus hijas relataron que el 21 de noviembre de 2000 Dezinho cayó herido de muerte frente a su casa; Wellington de Jesús Silva, un pistolero le disparó tres tiros a quemarropa cumpliendo el contrato acordado con José Décio Barroso Nunes, hacendado, que representó a un grupo de poderosos locales.
Con sus últimas fuerzas, Dezinho logró retener a su asesino que fue atrapado, juzgado y condenado a 29 años de prisión cerrada. En diciembre de 2007, sin embargo, se le otorgó un permiso para pasar fin de año fuera de la prisión, a la cual nunca regresó siendo declarado fugitivo.
Ninguno de los tres intermediarios entre los mandantes y el asesino fue a prisión a pesar de haber sido identificados. La Policía y la justicia locales nunca investigaron a fondo quiénes fueron los responsables últimos del asesinato de Dezinho.
Durante el XI Congreso de la CONTAG, en marzo último, nos encontramos con Joelma. Luego del abrazo y el ¿cómo estás?, surgió espontáneo el diálogo cariñoso con esta guerrera mujer.
-¡Bien, en la lucha! –respondió-. Es un gusto verte. Recuerdo a la UITA siempre con mucho respeto por el trabajo que hicieron sobre mi vida. No olvido la presencia de Carlos (Amorín) en Pará y el vídeo que hicieron sobre mi situación, que sirvió para dar visibilidad a todos los riesgos y problemas que enfrentamos allá, en Rondón do Pará.
-¿Dónde estás ahora?
-En la Federación de Trabajadores en la Agricultura, regional sudeste, en Marabá. Ahí sigo la lucha, incluso ayudando en la coordinación con el Sindicato de Rondón do Pará. En la Federación hay 17 sindicatos; ahí seguimos dando batalla por la reforma agraria, en defensa de los derechos humanos y de la floresta.
-El asesinato de tu esposo sigue en la impunidad…
-En 2011 se marcó fecha para el juicio contra Lourival de Souza Costa, uno de los terratenientes acusados por la muerte de “Dezinho”. Ese juicio debió ocurrir en agosto de 2011, pero dada la trascendencia que tomó el asesinato de mi marido no quisieron juzgarlo en Rondón do Pará. Eso nos generó mucha aprehensión y posteriormente pedimos la transferencia del proceso del municipio para la capital, Belém.
La justicia aún no ha definido una fecha para este juicio. Esperamos que se concrete ahora en 2013. Pero el mandante del crimen, José Décio Barroso Nunes, sigue en la absoluta impunidad.
-¿Tú sigues realizando tu labor con un esquema de seguridad?
– Sí. Estoy bajo protección especial del gobierno brasileño para poder seguir esta lucha.
-¿Una de tus hijas estudió abogacía como lo anunciaba desde muy pequeña?
-Sí. Se recibió en julio de 2011. La fiesta de graduación fue en Goiás. Ella ahora está por pasar la prueba de admisión en la Orden de Abogados de Brasil.
-¿Y se vinculará a la lucha sindical…?
-¡Si Dios quiere!… Vamos a tenerla de abogada en el movimiento. Luego del asesinato de su padre siempre dijo: “Voy a ser abogada y a seguir los pasos de papá…”
Incluso se parece mucho físicamente a su padre. Ella es muy luchadora, muy defensora de los derechos de los trabajadores, con una visión muy amplia sobre la lucha de los trabajadores.
Y mi otra hija, la mayor, en 2012 fue electa concejal municipal. Seguimos juntas en la lucha.
-Nosotros te queremos mucho… Eres un ejemplo que intentamos seguir…
-También yo los aprecio mucho. La UITA ha contribuido invalorablemente con mi lucha, en la defensa de mi vida y la de mis hijas. Siempre han estado preocupados por mí y han estado varias veces en Pará, donde la situación de violencia es fea de más. Así que les tengo un respeto y admiración muy grandes…