Recientemente varias organizaciones de países latinoamericanos y una de Alemania se unieron para denunciar a Bayer ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) por los impactos del pesticida glifosato en el medio ambiente y la salud humana.

Según esta denuncia, “El uso intensivo de pesticidas contamina ríos, alimentos, animales y pueblos indígenas. Los pesticidas se utilizan como arma química para confinar a los pueblos indígenas a una franja de tierra cada vez más pequeña. Dependientes de ríos y manantiales para acceder al agua, las comunidades reportan enfermedades frecuentes, como vómitos, dolores de cabeza, abortos, dificultad para respirar, entre otras, especialmente entre los ancianos y los niños”.

Entre los daños registrados se incluye “la desaparición de especies silvestres de aves, abejas, mariposas, animales cazadores y disminución del número de peces en los ríos, así como la pérdida de capacidad de producción de alimentos por aguas y ríos contaminados, generando impactos en la soberanía alimentaria” de los habitantes de las zonas afectadas.

En 2020 se produjeron 8 millones de intoxicaciones por agrotóxicos América del Sur, de las cuales 229 resultaron fatales.

Jaqueline Andrade, abogada de una de las organizaciones denunciantes, explicó que en Brasil “el nivel de contaminación del suelo y del agua y de intoxicaciones tanto agudas como crónicas están siempre latentes”.

“A ello —continuó la abogada— se suma una pérdida de biodiversidad, merma de cultivos de subsistencia, como la yuca, el maíz y el frijol. Se trata por tanto de un estado de inseguridad alimentaria sumado a graves problemas de salud. Hay casos reportados de picazón en la piel, fiebre, vómitos, dolor de cabeza, que son síntomas clásicos de intoxicación aguda, así como muchos casos de depresión y suicidio. Según los estudios que ya hemos realizado en profundidad, los pesticidas juegan un papel relevante en la contribución a las enfermedades mentales”, expresó.

“También hay registros de abortos espontáneos precisamente por la deriva de pesticidas —expresó Andrade—. Hay varios estudios que demuestran la prevalencia de enfermedades endocrinas y cancerígenas en las zonas donde existe una fuerte presencia de agrotóxicos, con registros de amplia contaminación humana, incluida la de la leche materna”, finalizó.

Por su parte, Larissa Bombardi, profesora asociada del Departamento de Geografía de la Universidad de São Paulo (USP), afirmó que la regulación brasileña sobre el glifosato “no es suficiente”. La investigadora citó los valores toxicológicos de referencia del glifosato de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), que permiten un límite de pesticida cinco mil veces superior al autorizado en la Unión Europea para el agua potable.

“Concretamente —informó Bombardi—, la UE autoriza un límite máximo para el glifosato y cualquier otra sustancia de 0,1 microgramos por litro de residuos, mientras que Brasil admite 500 microgramos por litro de residuos de glifosato, que es cinco mil veces más. Evidentemente, no es razonable pensar que un ser humano en Brasil pueda soportar cinco mil veces más residuos de glifosato en su propio cuerpo que una persona en la Unión Europea”.

Entre 2010 y 2019, 56.870 personas sufrieron intoxicación por agrotóxicos en Brasil, lo que representa un promedio de 5.687 casos por año o 15 personas por día.

Sin embargo, el propio Ministerio de Salud brasileño admite que el número de casos no informados es alto y, por lo tanto, la cantidad total real de personas intoxicadas es todavía mayor.

La salud de los menores de edad y las mujeres es particularmente preocupante. Aproximadamente el 15% de la población intoxicada por agrotóxicos del país son niños, niñas y jóvenes adultos de entre 0 y 19 años. Incluso ha habido casos de bebés intoxicados por pesticidas.

Más del 90% de los análisis de agua realizados en Brasil detectó presencia de agrotóxicos. Este porcentaje creció de 75% en 2014 a 92% en 2017.

Sin embargo, no existe ninguna legislación nacional que regule la aplicación de agrotóxicos. Cada estado y municipio puede decidir sus propias reglas.

Por ahora, sólo Ceará prohíbe las fumigaciones aéreas con agrotóxicos, a través de la Ley Zé Maria do Tomé, en referencia al activista ambiental asesinado en 2010, en el interior del estado. La práctica está prohibida en la UE desde 2009. Aunque recientemente extendió por otros diez años la licencia para usar el herbicida en su territorio.

La supervisión de la aplicación del producto también es precaria. Una encuesta de 2023 realizada por la Comisión Guaraní Yvyrupá (CGY), que reúne a colectivos del pueblo guaraní de las regiones Sur y Sudeste de Brasil en la lucha por la tierra, mostró que, con excepción de tres aldeas ubicadas en el área urbana, todos los otros pueblos avá-guaraníes están al lado de las plantaciones y sufren daños por el glifosato.

En algunos casos, la distancia entre las plantaciones y las viviendas de los indígenas es inferior a dos metros, muy por debajo de lo que determina la Ordenanza 129/2023, del gobierno de Paraná, que exige una distancia mínima de 50 metros de las fuentes de agua, centros poblados, escuelas, entre otros, para la aplicación terrestre de plaguicidas.

La encuesta también muestra que las aldeas tienen alrededor del 60% de sus territorios apropiados para la agroindustria, con sólo el 1,3% ocupado por granjas y viviendas indígenas y el 12% por áreas forestales.

+ El glifosato, calificado como sustancia “probablemente cancerígena” por la agencia de investigación sobre cáncer de la OMS, fue el Plaguicida Altamente Peligroso (PAP) más vendido en 2018 en todo el mundo. Bayer, la empresa que lidera su producción, registró ese año ganancias por 841.000 millones de dólares sólo por este agrotóxico.

+ El 49 por ciento de la agricultura brasileña es tratado con PAP.

+En 2018 Brasil fue el país que proporcionó mayor cantidad de ganancias a las cinco corporaciones del rubro más grandes del mundo: 3.300 millones de dólares.

+ Cada año Brasil importa de la Unión Europea más de 10 mil toneladas de plaguicidas ¡prohibidos en la propia UE!

+ Después de Nigeria y la India, Brasil es el país que aplica el mayor porcentaje de PAP en sus campos.

+ Cuatro corporaciones tienen 97 por ciento del mercado de semillas transgénicas en Brasil.