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Con Artur Bueno de Camargo

Un movimiento sindical fragilizado y sin capacidad de convocatoria

El presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Alimentación de Brasil (CNTA) analiza para La Rel la actual coyuntura política y social del país, en particular la situación del movimiento obrero. “La ventaja que tienen ellos deriva de nuestra desunión”, dice.
Artur Bueno de Camargo | Foto: Gerardo Iglesias

-Desde afuera notamos que la reforma laboral impulsada por el gobierno anterior, y profundizada por Jair Bolsonaro, no tiene límites, cada semana aparece una medida provisoria nueva, un decreto que busca eliminar todo derecho social, sindical y laboral.
-Desde la gestión de Michel Temer estamos viviendo un ataque feroz a los derechos laborales, explotando al máximo a los trabajadores y trabajadoras en favor del capital.

Este gobierno busca a través de medidas provisorias y decretos acabar con los sindicatos y cualquier representación sindical. Es un mandato vertical, a base de decretazos.

No se discuten proyectos de ley, sino que se aprueban los desmadres de Bolsonaro. Y el Poder Legislativo, que debería analizar las leyes, viene aprobando la mayoría siempre en detrimento de la clase obrera.

Tenemos por otro lado el Supremo Tribunal de Justicia (STJ), cuyas medidas van alineadas con el Ejecutivo demostrando que no existe una división real de poderes. Fallan siempre a favor de los mismos.

Recientemente estuvo en discusión una de las tantas Medidas Provisorias que presentó el presidente habilitando a las empresas a negociar directamente con los trabajadores y trabajadoras sin intervención de los sindicatos, los convenios colectivos de emergencia.

Se presentó una denuncia de inconstitucionalidad, pero la Suprema Corte la desestimó. Ahora los empresarios pueden negociar directamente con un trabajador, que estará siempre en condiciones totales de inferioridad y vulnerabilidad.

-¿Hasta cuándo el pueblo brasileño va a mirar para el costado ante tanto retroceso social, tanta injusticia y tanto autoritarismo?
-Creo que este presidente ya tendría que haber sido destituido pero el Congreso lo apoya y es por eso que sigue ahí. El STF está en la misma postura y la población está polarizada. Hay muchas personas que apoyan la gestión de Bolsonaro.

Quizá esta postura absurda y casi criminal del presidente frente a la pandemia de Covid 19 sea su talón de Aquiles y que por ahí surja la posibilidad de destituirlo.

Una democracia en peligro

-Siempre hablamos de la necesidad de agruparse y construir un frente político amplio para frenar estos retrocesos que trascienden lo sindical y que constituyen ataques directos a la república, a la democracia, al Estado social de derecho.
-Sin dudas. Desde el comienzo del gobierno Temer estamos insistiendo en esto porque no solo nos están quitando derechos adquiridos a los obreros. También hay un retroceso en políticas sociales y de derechos humanos.

En pocas palabras, la democracia y el futuro del país están en riesgo.

Lamentablemente en Brasil hay mucha dificultad para unificarse, el movimiento obrero está atomizado en diferentes centrales que se miran cada una al ombligo.

Esta alianza que estamos realizando entre CONTAC y CNTA tiene sus detractores entre sindicatos afiliados a la confederación, lo que demuestra las enormes dificultades para una acción conjunta en favor de la destitución de Bolsonaro.

La única forma que tendremos de enfrentar todo esto que está pasando y lo que se nos viene es actuando en conjunto, aliándonos entre sindicatos y otras organizaciones y movimientos sociales. La ventaja que ellos tienen deriva de nuestra desunión.

-¿En los partidos políticos de izquierda, centro izquierda o demócratas existe la misma dificultad?
-Sí, porque sus líderes y representantes no están dispuestos a ceder los beneficios que tienen. No son todos, pero hay una enorme mayoría que actúa así.

Hay gente de “izquierda” que fue cooptada por el gobierno y que se mueve únicamente para mantenerse en su carguito.